Entre el modo presencial en el local escolar y el estudio por medio del internet desde el hogar
“Que al Presidente, si se cometen delitos en el choque con los policías, no se le ocurra intervenir en el impulso de una sanción legal”.
Para el año 2022 conviene poner en práctica lo que un valioso profesional expresó en una reunión social. Un asistente comentó malestar con un pariente cercano y su decisión de sancionarlo.
Aprobada la nueva legislación sobre impuestos, la pusieron en vigencia por el ministerio de la ley.
Con pasión política de odio creciente, llegamos a una situación peligrosa, en parte por la intervención de noveles actuantes en las filas combatientes de organizaciones indígenas, sin experiencia en la lucha física y acatando las instrucciones de altos dirigentes también apasionados, cual si se tratara de una guerra.
Extrañas coincidencias: casi al final del milenio 2000, en nuestro querido Ecuador está en una especie de “orden del día”, el tema de la caja de Pandora.
Informó este Diario (23 septiembre) que una persona sin trabajo “abrió un restaurante”. Con ese dato vino a la mente seguir su ejemplo y fundar un restaurante para preparar el alimento de última moda: empanadas, pero no de seis dólares, sino máximo de tres.
Aproximadamente 35 cárceles ubicadas en toda la geografía del país alojan alrededor de 38 000 internos.
¿Qué espera al nuevo Presidente de la República?: repartir bonos, satisfacer deudas millonarias a los Municipios; cubrir los gastos urgentes que demanda la lucha contra la peste del virus 19, que hasta el momento tiene un costo de 300 millones de dólares, entendido que no se limita a vacunas sino a continuar atendiendo a enfermos en los hospitales. Finalmente, satisfacer nuevos pedidos de dinero que, de todas partes del país están formulando para obras; o, al menos, para reparar los graves daños que está causando el duro invierno; proseguir en una lucha a fondo contra la delincuencia que ya actúa con grupos atacantes que usan armas de fuego. Esto, y mucho más.
Desde julio del 2010, cuando se licitó la primera fase del tren subterráneo de Quito, después de que el 8 de mayo Metro de Madrid entregara los estudios definitivos de ingeniería, hasta hoy -al cabo de 11 años y ya construido- comienzan presiones para que se inaugure. Teniendo en cuenta que si bien la obra física está casi completa, el personal especializado y entrenado para operarlo, aún no ha sido adiestrado.
Proseguimos: la explotación de minas en nuestro país rinde ganancias cuantiosas, tantas que hace cinco años… “El oro exportado de las pequeñas mineras alcanzó los 750 millones de dólares”
El triunfador en el Giro de Italia, 2019 y el podio en la Vuelta a España, señor Richard Carapaz, merecidamente ingresa a una etapa de elogios, distinciones y aplausos, propensa para limitar y hasta perder la sencillez en que incurren muchos grandes valores humanos. Que no se les ocurra a sus admiradores presionarlo para que, en adelante, tenga como obligación inclusive patriótica, ocupar los puestos más elevados en todas las competencias del futuro.
Recordamos con tristeza el aniversario de las protestas de octubre de 2019.
La actividad política es la que más pasiones moviliza: unos, en favor de un candidato; otros, en contrario. En ocasiones, no hay límite y lleva a partidarios hasta la muerte, como ocurrió en la Guerra de Los Cuatro Días. El gran perjudicado es el país y sus habitantes, quienes sufrimos las consecuencias y nos empobrecemos cada vez más, mientras se repiten las promesas.
Sin esperar la “destitución” del Ministro de Finanzas por los enérgicos del Tribunal Electoral, el ciudadano señor Carlos Michelena anuncio su candidatura a Presidente de la República. El señor Michelena es el más valioso humorista del país en la actualidad, con su modo especial de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Y de las personas. Y de las ambiciones.
La calamidad pública que sufrimos, además del dolor y la crisis económica que provoca, tiene un efecto revulsivo sobre las ideas y paradigmas que han marcado a la sociedad y condicionado la política, los que han embelesado a la gente y han permitido que edifiquemos un edificio sobre medias verdades, hipocresías y cálculos. Un edificio que hace agua, que no acoge, que repele.
De un momento a otro cambiamos nuestro modo de vivir. Las pasiones humanas ejercen su poder: si el amor es fuente de grandes satisfacciones; el odio, lo es de pesares y destrucción. En el intermedio actúan también estados pasionales como la angustia, cólera, celos, venganza, resentimiento, envidia, miedo, ambición. No todos, por supuesto, damos salida a todas, sobre todo si hay estímulos como disponer de un esposo o esposa comprensivos que tornan atractiva y permanente la vida conyugal. Si uno de los dos fallece, la soledad de quien queda se torna penosa.
No, pero ante tanta barbaridad que nos muestra la investigación judicial, surge una terrible pregunta: ¿Cabe poner un precio monetario a la Moral? Si tienen interés los dirigentes de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, veamos qué ha sucedido con la nobilísima institución del “Daño moral”.
Han transcurrido cerca de 500 años desde la muerte del autor del libro “El Príncipe” (22 de junio de 1527) que, en su tiempo, lo estimaron haber sido escrito por la mano del diablo. Su contenido en materia política tiene aspectos básicos similares a los que utilizan en los tiempos actuales. El lenguaje, en aquel tiempo lejano y en materia política, usaba para clasificar a la sociedad humana en dos grupos. Por un lado, los nobles, acaudalados, poderosos y privilegiados; en la otra parte -la más numerosa– calificada como el bajo pueblo. Se afirmaba que las ventajas de los nobles se debían al trabajo y explotación de los otros, del vulgo, que los alimenta y los enriquece. Los unos son los que mandan como autoridades; los otros, los que obedecen.
¿Otra pandemia? Nos estamos resignando al cruel espectáculo diario de muertos por la coronavirus y, paralelamente, aparecen descubrimientos, éstos, de la pandemia moral. Descubren adquisiciones de alimentos con el ya conocido sobreprecio; y verdaderos atracos nuevos de una banda a cuya cabeza actuaba un Asesor de Asambleísta.