¿Qué espera al nuevo Presidente de la República?: repartir bonos, satisfacer deudas millonarias a los Municipios; cubrir los gastos urgentes que demanda la lucha contra la peste del virus 19, que hasta el momento tiene un costo de 300 millones de dólares, entendido que no se limita a vacunas sino a continuar atendiendo a enfermos en los hospitales. Finalmente, satisfacer nuevos pedidos de dinero que, de todas partes del país están formulando para obras; o, al menos, para reparar los graves daños que está causando el duro invierno; proseguir en una lucha a fondo contra la delincuencia que ya actúa con grupos atacantes que usan armas de fuego. Esto, y mucho más.
A fines del 2020 las necesidades fiscales por atender tuvieron un valor de 13.976 millones; y para este año 2021: 2.636 millones para pagar deudas domésticas y 5.015 para pagos a los prestamistas multilaterales: en total 7.651 millones de dólares.
Con facilidad y optimismo un tanto irreal, se habla de “renegociar” la deuda externa. Los acreedores parece que han llegado al tope. Esa fe corresponde al candidato Andrés Arauz, indicando que sería particularmente con China. Un especialista que conoce de esta materia, el señor Jaime Carrera, manifiesta que ese país no inyectó recursos a nuestra región en el año 2000 y tampoco es probable que lo haga en este año (2021). Verdadero interés chino, por ejemplo, es llenar las bodegas de sus 300 barcos pesqueros con la fauna cercana a las Islas Galápagos. Ni China, ni Estados Unidos son padre y madre para Ecuador y, por lo mismo, no tienen razones para comprender y disimular el desorden en que vivimos y el gasto interminable del dinero recogido por impuestos. Peor todavía, si nuestra actitud como deudores casi siempre atrasados en los pagos, adoptamos poses como la del candidato señor Arauz cuando proclama: “Yo no voy aceptar las condiciones actuales del programa con el FMI (Fondo Monetario Internacional) nosotros tenemos nuestro plan que nos devuelve dignidad para los ecuatorianos”. ¡Pobres, con escopeta!
Además de todo esto, el nuevo Presidente deberá tener en cuenta que los ciudadanos ya no creen fácilmente en ofertas. Por ello, los requerimientos ejercerán inmediatamente y de manera multitudinaria, acudiendo en último término al paro. Actualmente, el ecuatoriano ya no pide, sino que exige. Esta ocasión será más fácil organizar y ejecutar paros, porque contarán con la dura oposición de los miembros de organizaciones indígenas y de otros Movimientos políticos.
Finalmente: el candidato señor Arauz ofrece entregar, en el primer lapso de su gobierno, mil dólares a cada una de un millón de familias. Ahora cree que esa nueva millonada puede tomarla de la exhausta reserva del Banco Central. La generosidad con plata ajena no es propia de políticos serios.