El Metro de Quito
Desde julio del 2010, cuando se licitó la primera fase del tren subterráneo de Quito, después de que el 8 de mayo Metro de Madrid entregara los estudios definitivos de ingeniería, hasta hoy -al cabo de 11 años y ya construido- comienzan presiones para que se inaugure. Teniendo en cuenta que si bien la obra física está casi completa, el personal especializado y entrenado para operarlo, aún no ha sido adiestrado.
La primera fase de construcción se encargó a la compañía española Acciona, comenzando por las Estaciones de Transferencia: una en La Magdalena; otra, en el Labrador.
Fase dos: después contrataron la construcción del túnel de 22 km, material rodante con 18 trenes de 6 vagones cada uno y 13 Estaciones con sus diferentes sistemas e instalaciones.
Inicialmente intervino la compañía Odebrecht, pero luego quedó sola la española Acciona, hasta el final.
Se pensó que el tren estaría listo para servicio público en marzo del presente año. El costo del proyecto aumentó de 1 500 millones de dólares calculados al inicio, hasta un poco más de 2 000 millones invertidos hasta ahora.
Sin embargo, con suma facilidad, algunos comenzaron a exponer la necesidad de que el tren avance hasta Calderón, por el norte y unos kilómetros más hacia el sur. Se cree que todo es cuestión de presentar firmas y “sensibilizar a las autoridades”, particularmente al gobierno central para que cubra los nuevos valores. Todo ésto, en lo material.
Este tren debe ser operado por técnicos. Hoy están hablando de contratar un operador extranjero, de acuerdo a lo convenido con las entidades financieras del exterior que han prestado el dinero para esta obra.
Ese operador debe estar acompañado por técnicos especializados en esta clase de empresas y de las unidades de rodaje. Pero ellos no pueden venir con centenares de empleados extranjeros ya experimentados que hagan el trabajo de operación y mantenimiento; deben ser ecuatorianos, pero escogidos escrupulosamente, altamente entrenados y con virtudes de gran responsabilidad. No vaya a suceder que un “amanecido” consumiendo licor, cometa equivocación y las consecuencias serían de elevado costo respecto a los pasajeros y al tren mismo. Por otra parte, el número de personas con estos conocimientos y responsabilidad, deben ser escogidas tan solo por el operador, pues tenemos la tendencia de dar empleo por recomendación especialmente desde el sector político.
Aun con personal especializado y responsable, accidentes del tren ocurrieron en Estados Unidos, México, Chile, España y Portugal.
Si ya hemos esperado desde el año 2010, es necesaria una dosis de paciencia adicional para que pueda comenzar el servicio del subterráneo. Entonces, habrá inauguración, discursos, fotos, y hasta placas con los nombres de los participantes en esta magnífica obra.