Cuando hace unos pocos días entraban los guerrilleros del Talibán a Kabul, luego de una ofensiva que se tomaba poco a poco las más grandes ciudades de Afganistán, la estantería se venía abajo sin remedio.
A dos semanas de la toma de Kabul a cargo de los rebeldes del Talibán, Afganistán se sume en el miedo y la incertidumbre.
De repente, como si hubiese sido una erupción de un nuevo volcán que derramaba bocanadas de fuego de la entraña terráquea, el Talibán surgió de su largo sueño.
Cuando las tropas de EE.UU. empezaban a tocar la retirada del territorio afgano, por una decisión que había tomado el expresidente Donald Trump y que cumplió Joseph Biden, quedaba un sabor amargo.
La arremetida de los talibanes tiene en su poder a varias ciudades de Afganistán, abandonado a su suerte cuando en abril los Estados Unidos retiraron sus tropas.
La crisis de orden público que aqueja a El Salvador lleva al Presidente a duplicar la fuerzas militares para procurar contener la operación de las pandillas violentas en ese país centroamericano.
El fuerte movimiento telúrico obligó al Presidente a viajar de emergencia a la localidad norteña de Piura, sin todavía completar su gabinete ministerial.
Si larga fue la espera para la proclamación de los resultados oficiales del balotaje en el Perú, el vértigo de los días posteriores puede ser una alerta de aquello que vendrá.
A pocos días de la fecha señalada para la toma de posesión del nuevo Presidente, la sociedad peruana todavía no asiste a la proclamación oficial de los resultados de las elecciones del pasado 6 de junio.
El brutal asesinato del presidente Jovenel Möise, perpetrado durante la noche, con 15 disparos y en su residencia, pone de nuevo a Haití en el vórtice de la crisis instituicional muy profunda y la idea cada vez más acentuada de un estado fallido.
La sorpresa por el derumbe de un edificio en Surfside Miami Beach, sacudió la agitada vida de una ciudad que en algo más de un siglo creció desde una mínima población de 300 habitantes a una urbe cosmopolita.
La idea persistente de poner etiquetas, cuál más idealista, soñadora o sugestiva que la otra, nos caracteriza, aunque con matices. Somos el continente de la esperanza, se decía con convicción. Una certeza que se pone a prueba con la realidad.
La burla como expresión del cinismo político es moneda común en la Nicaragua sandinista. Esta semana el Consejo permanente de la Organización de Estados Americanos, OEA, hizo un severo llamado de atención a la situación. 21 países entre ellos Ecuador se pronunciaron por la condena. Un puñado se abstuvo y otros, más claramente alineados con Ortega Saavedra, votaron en contra.
El Presidente de Nicaragua optó por una ruta más fácil para desbrozar su camino hacia una nueva reelección que le permita seguir perpetuándose en el poder: enviar a prisión a los líderes opositores.
Este domingo 6 de junio el voto de los peruanos en las urnas rompe el celofán de la incertidumbre y define el futuro del país andino.
La turbamulta. Fuenteovejuna. El delito en medio del caos. Una historia repetida y la inmensa sospecha de la ‘coincidencia’. Acaso nada es fortuito ni casual. Hay causalidad disfrazada con máscaras encubridoras. En el contexto de las marchas pacíficas de sectores sociales, hay una extraña coincidencia con manifestaciones violentas en Colombia. La destrucción de bienes públicos y privados, la fuerte represión y la muerte se juntan en calles, plazas y carreteras. Se están cargando una economía golpeada por la pandemia y se ahonda la brecha de la desigualdad social. El gobierno de Iván Duque instala mesas de diálogo con actores sociales pero los sectores perpetúan la protesta fuerte a la par que se sientan a dialogar. Hablar bajo amenaza no es aceptable.
La opinión pública mundial saludó con cautela la noticia del ‘alto el fuego’ luego de varios días de bombardeos inmisericordes.
La sensación de un final del conflicto armado entre Israel y Palestina luce cada vez más lejana. Triste y sangrienta.
Largos, duros, tristes días vive Colombia. La ola de protestas desatada no remite, ni siquiera después de que el Presidente diera marcha atrás en su proyecto de reforma tributaria. ¿Un explosivo en pandemia?
El Presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, mostró su fortaleza de convicciones para proponer y liderar un cambio audaz en lo económico y social.