Análisis internacional

La columna se enfoca en alguno de los más importantes temas de la semana de impacto mundial y latinoamericano. Aspectos políticos y de coyuntura con fuentes de medios internacionales acreditadas. Otros artículos del autor: http://bit.ly/GnzloRuiz

Gonzalo Ruiz Álvarez

Gonzalo Ruiz Álvarez es Subdirector Adjunto de este Diario desde 2008. Ha sido articulista de opinión en EL COMERCIO desde 1991. Dirige el espacio de opinión matutino en Radio Quito y Platinum FM. Ha trabajado en radio y TV desde 1978.

El mundo mira inquieto el rumbo que Castillo imprima al Perú

Si larga fue la espera para la proclamación de los resultados oficiales del balotaje en el Perú, el vértigo de los días posteriores puede ser una alerta de aquello que vendrá.

La primera tarea será la conformación de un gabinete, que una vez completado debería asistir a las citas del empalme con los miembros del gobierno saliente.

Pero el mar de fondo (para usar el título de una columna de notas políticas conocida de la famosa Revista Caretas el Perú) será el rumbo que marque el presidente electo a sus políticas públicas.

Una gran interrogante es el rol que cumplan en el nuevo gabinete y las políticas públicas los radicales partidarios de Cerrón con fuerza en la zona de Junín. Ya se verá si algunas de sus figuras aparecen en altas funciones de Estado.

Allí están en juego muchas cosas. La Asamblea Constituyente fue una de las ofertas de campaña más sostenidas y un sacudón político de magnitud, precipitado acaso por la realidad de un nuevo congreso donde Perú Libre (el partido de Castillo) no tiene mayoría. Puede ser riesgoso o, en todo caso muy retador.

Una cosa es segura: el deterioro del prestigio y la credibilidad de la clase política está por las patas de los caballos.

El azote de la corrupción cundió. El caso Odebrecht carcomió a los más altos cargos a nivel presidencial y varios ex mandatarios quedaron manchados. Ya se ha repetido que Alan García optó por el suicido ante el oprobio que cubrió la sola mención de su nombre en la trama de la constructora transnacional.

Aparejado a ese escenario político que no suele traer tranquilidad al menos en el tiempo que dure el debate y la redacción de una nueva constitución, está el tema del modelo económico. Es verdad que en una nueva carta política podría diseñarse ese nuevo modelo, pero mientras tanto la incertidumbre puede profundizarse.

Perú ha vivido, desde el final del gobierno dictatorial de Velasco Alvarado, que era estatizante, un modelo de libre mercado. Salvo unas voces que duraron poco tiempo bajo el primer gobierno de Alan García, el rol del Estado como protagonista preponderante frente a la empresa privada no ha sido dominante. Por el contrario, con Alberto Fujimori y los gobiernos subsiguientes el Perú se mostró abierto al capital foráneo y las cifras de inversión extranjera directa así lo demuestran.

Por ahora todo es nerviosismo y cautela. Los capitales podrían desplazarse hacia otros sitios más seguros y buscar inversiones en otros países con garantías y seguridad jurídica. Ya se habla de Ecuador como un puerto seguro, al menos temporalmente. Lo que es ahora una buena noticia para Ecuador podría ser una pésima noticia para el Perú.

Lo cierto es que la presencia de empresas extranjeras movió mucho la economía peruana durante varios años pero no logró cerrar la enorme brecha social entre pobres y ricos, entre el campo y la ciudad, entre el Perú profundo y el gigante conglomerado humano que vive en Lima.

El dilema para Castillo está planteado: ser fiel a su discurso populista izquierdista o girar hacia un centro ecuánime.