El fuerte movimiento telúrico obligó al Presidente a viajar de emergencia a la localidad norteña de Piura, sin todavía completar su gabinete ministerial.
La noche del jueves, seleccionada por Pedro Castillo para anunciar su Gabinete, fue el preámbulo de una larga espera que concluyó con algunos nombramientos y otras definiciones en el aire.
La primera gran polémica la viene generando el nombre de Guido Bellido, legislador y miembro de Perú Libre, muy cercano a Vladimir Cerrón, personaje controvertido por sus abiertas inclinaciones marxistas. Bellido sería el Presidente del Consejo de Ministros, pero los nombres debieran ser refrendados por el Congreso. Si este los desaprueba Pedro Castillo podría enviar una segunda nómina. Medios peruanos ratifican que si los nombramientos no son aceptados por la Legislatura se podría acudir a las urnas a dirimir las diferencias entre el Gobierno y el Congreso.
Dato significativo es que las fuerzas de la derecha encaramaron a la presidencia del ente legislativo a María del Carmen Alva, del partido de Acción Popular (que lideró el ex presidente Fernando Belaúnde), quien le impuso la banda presidencial a Pedro Castillo, el miércoles en la toma de posesión.
La misma noche en que se debía juramentar todo el Gabinete hubo dos deserciones de personas cercanas a Castillo en la campaña que salieron decepcionados del teatro limeño donde se preparó el acto de jura dilatado.
Otro nombramiento que puede prestarse a interpretaciones políticas complejas es aquel del Canciller. Héctor Béjar tiene 85 años, es escritor, ha obtenido el Premio Casa de las Américas, luchó en las fuerzas guerrilleras en Cuba junto a Fidel Castro, luego militó en el MIR y creó su propio grupo armado, Ejército de Liberación Nacional, en los años 60 del siglo pasado. Béjar estuvo preso durante tres años y fue liberado por el dictador Velasco Alvarado, militar de izquierda que tomó el poder por la fuerza en el Perú, según el recuento que hacen del nuevo Ministro de Relaciones Exteriores varios medios de comunicación.
El discurso de posesión de Pedro Castillo puede dar algunas señales del talante del nuevo Gobierno. Castillo reivindicó su origen campesino. Vistió con sombrero de Chota, y si la indumentaria da mensajes políticos de allí se podrían sacar conclusiones, aunque es preferible no apresurarlas sino esperar los actos de Gobierno.
La toma de posesión estuvo marcada por su insistencia en una nueva Constitución, a la que hizo alusión de forma reiterada durante la campaña electoral, hablando aún de la posible Asamblea Constituyente, si el Congreso no accede a sus planteamientos de reforma.
Las grandes brechas sociales del Perú suponen el reto más grande de sortear para el Presidente. La gran contradicción entre el campo pobre y la ciudad. En un país con ingentes inversiones extranjeras, pero cuyas grandes mayorías se sumen en la miseria. El dilema: ¿Un modelo libre puede incorporar las reformas sociales indispensables; una visión estatista puede empeorar las cosas?