string(1) "8"
El ex presidente Rafael Correa, como oficiante principal, y Ricardo Patiño y Gabriela Rivadeneira, como acólitos, llegaron a Caracas en plan de observadores de las elecciones legislativas, que no han sido reconocidas como legítimas por la Unión Europea, los EE.UU. y la mayoría de países de América Latina. Frente al rechazo de esa farsa, Correa replicó en defensa de ella: “Aquí hay soberanía y dignidad”.
En marzo de este año, falleció la economista Elsa de Mena, una mujer que prestó servicios excepcionales al país: puso las sólidas bases del Servicio de Rentas Internas y fue una personalidad clave para la creación de esta institución, tanto que se puede establecer un antes y un después de su presencia en la administración tributaria en el Ecuador. Una funcionaria pública ejemplar por la firmeza, la honradez, el riguroso sentido profesional y ético en el cumplimiento de sus tareas durante los más de seis años al frente del SRI.
Mi primer recuerdo de las elecciones presidenciales se remont a los años escolares, en 1956, cuando los dos grandes contendores eran Camilo Ponce Enríquez, socialcristiano, por la derecha, y Raúl Clemente Huerta, liberal, por el Frente Democrático Nacional. Pero apareció también en la campaña un pintoresco personaje guayaco, Eusebio Macías Suárez. Por entonces, de 43 años de edad, recorría las calles del Puerto en su bicicleta. Ahora lo veo en una foto, levantando la mano al paso; en el tubo de la dirección lleva un cartelón, con la leyenda “Lista B”.
“Pasiones de un hombre bueno” viene en una hermosa edición; bajo el formato de un cuaderno a rayas, sus páginas acentúan el tono predominante en el más reciente libro de Francisco Febres Cordero: un viaje no convencional por la vida de Benjamín Carrión desde intimidad familiar y el dictado de los afectos.
Si frente a las próximas elecciones presidenciales el ciudadano se halla perplejo por el insólito número de candidatos, el desconcierto será bastante mayor frente a otra de las papeletas que deberá depositar en las urnas: la de la elección de asambleístas.
¿Se vota en el país por partidos y movimientos políticos? ¿Se vota por tendencias? ¿Qué significa para el elector la derecha, la izquierda y el centro y sus escalas de uno a otro extremo?¿O se vota por la imagen que proyecta la personalidad de cada candidato? ¿O por sus ofertas concretas? ¿O por otros motivos imponderables, que van más allá de las razones y la lógica y tienen que ver con emociones y sentimientos, a veces hasta contradictorios, en una coyuntura electoral concreta?
Bajo una ventana, un sello oval anuncia “Embajada Argentina” y en ella, en un primer plano, la ex ministra de Transporte y Obras Públicas del anterior Gobierno; a la izquierda un policía se cuadra y, sudando la gota gorda, transmite el mensaje a la señora Duarte: “Manda a decir la Ministra que por lo menos devuelva el grillete”.
Más de veinte posibles candidatos a presidente de la República se mencionan para las próximas elecciones. Con la proliferación de partidos y movimientos políticos, se multiplican también los aspirantes a Carondelet. Sin embargo, son muy pocos quienes tienen posibilidades reales de acercarse al sillón presidencial gracias al voto ciudadano. Los más entran a desempeñar, a fin de cuentas, el triste papel de chimbadores. En el habla ecuatoriana, estos son quienes antes que para ganar las elecciones se postulan para que otro político no triunfe en ellas.
De acuerdo con una reciente crónica de The Guardian, un “tsunami de noticias falsas perjudica el esfuerzo de A. Latina para luchar contra el coronavirus”. La gigantesca ola de desinformación se mueve entre una variopinta escala desde lo extraño hasta lo ridículo. La crónica del diario británico recoge algunas de las noticias que llegaron a millones de teléfonos celulares y computadoras: “que los ataúdes brasileños se habían llenado de piedras para inflar el número de muertos covid-19 del país; que los drones se usaban para contaminar a las comunidades indígenas en México; que la CIA estaba ayudando a propagar el coronavirus en Argentina; que los mariscos en el norte de Perú no eran seguros para comer porque los cadáveres de las víctimas de virus estaban siendo arrojados en el Océano Pacífico…” Como signo de los tiempos, el párroco de una población mexicana no lograba convencer a sus feligreses de la peligrosidad del coronavirus pues ellos atribuían las muertes a las fumigaciones para c
En las filtradas conversaciones entre dos asambleístas, uno de los cuales renunció a esa condición y se halla procesado y tras las rejas bajo cargos de delincuencia organizada, los personajes de marras hablan de pagos a otros legisladores. Ese diálogo tan poco edificante constituye una muestra más de la deplorable calidad de muchos de los representantes de la ciudadanía en la Legislatura. El desprestigio de los congresos viene de lejos. Pero parecería que en estos tiempos ha tocado fondo.
A partir de agosto, el IESS no podría cumplir con sus obligaciones hacia sus jubilados y pensionistas, ha advertido Jorge Wated, presidente del Consejo Directivo. La liquidez se halla amenazada por el incumplimiento del Estado en pagar el 40 % al que se halla obligado para las jubilaciones y montepíos.
¿Por qué causa tanta indignación el escándalo de los carnés de discapacitados obtenidos de forma tramposa para acogerse a beneficios tributarios sobre todo en la importación de vehículos? Porque esta corrupción hunde sus garras en un sector de la población que merece la mayor protección y apoyo de la sociedad. Mientras muchas personas que sufren discapacidades severas esperan años para obtener su carné, numerosísimos vivarachos, aprovechándose de influencias y poder o tal vez con sobornos, lo obtuvieron de la noche a la mañana y, de inmediato, se trajeron con exoneraciones vehículos de alta gama.
¿Atisbamos la desembocadura de esta doble, tremenda crisis que nos dejan la pandemia y la corrupción, enfermedades de cuerpo y de alma? En la patria, ¿confiaremos aún en la dimensión humana que nos es arrebatada, al privarnos de auténtica educación, mostrarnos el consumo como una forma natural de ser y de vivir, y la corrupción como la panacea?
Ni la mezquindad ni el odio político han logrado echar tierra sobre la trascendencia de la firma de la paz con el Perú, la dolarización o la creación del bono solidario como eje de una política social. Esas tres decisiones las tomó el presidente Jamil Mahuad. No obstante otro acto de su gobierno, el decreto de la reprogramación de los depósitos o congelamiento bancario, que fue una dolorosa pero necesaria medida económica, dio pie a una absurda sentencia por supuesto peculado.
La prensa ha informado de numerosos hechos más abultados de corrupción que los difundidos en estos días. La fallida rehabilitación de la refinería de Esmeraldas se previó inicialmente en USD 127 millones y terminó por costar USD 2 300 millones; en el proyecto de refinería del Pacífico se gastaron más de USD 1 500 millones. Suman exorbitantes cifras los sobreprecios en megaobras mal hechas, los contratos petroleros, las ventas de crudo a China o los múltiples sobornos en los que aparecieron las manos corruptoras de Odebrecht y otras empresas…
El asesinato del afroestadounidense George Floyd en Minneapolis ha desencadenado una ola de violentas protestas en esa ciudad y una veintena más de los EE.UU. Las manifestaciones llegaron el viernes a las puertas de la Casa Blanca y se repitieron el fin de semana; el domingo, con incendios y represión. La alcaldesa de Washington decretó toque de queda desde las 11 de la noche de ese día hasta las 6 de la mañana del lunes. Centenares de manifestantes exigen justicia entre voces y gritos de protesta y exhiben la fotografía de la víctima con el “No puedo respirar”, la frase desesperada que repetía hasta cuando cayó al suelo y el policía blanco Derek Chauvin perpetró el infamante crimen al mantener por más de ocho minutos la rodilla sobre el cuello de la víctima de su brutalidad.
En el contexto de las protestas de los movimientos indígenas por la eliminación del subsidio a las gasolinas y al diesel durante los aciagos días de octubre del año pasado, el episodio de la más repudiable violencia en Quito fue el vandalismo en los edificios de la Contraloría del Estado.
Existen coleccionistas de estampillas, rocas, monedas, obras de arte, insectos y otros objetos. Sin embargo, Jerome es un niño que reúne palabras. Al hacerlo escucha o lee voces de pocas y de muchas sílabas, ásperas unas y dulces otras, con una armonía que suena como una canción. Las agrupa y las guarda en sus álbumes. Al trasladar un día su colección, Jerome resbala y las voces se dispersan, mezclan y confunden. Al juntarlas otra vez, descubre la variedad de las palabras y cómo al combinarlas se pueden escribir con ellas poemas y estos convertirse en canciones. Reemprende su tarea, con redoblada vocación, y comprende también el poder transformador del lenguaje. Selecciona más y más palabras favoritas y, con una gran bolsa repleta de su colección, asciende a una alta colina y las suelta al viento. Las palabras caen hacia el valle y miles de niños se disputan para recogerlas. Jerome no tiene palabras para describir la felicidad que lo embarga.
Saltan a la vista las graves fallas del presidente Donald Trump en el manejo de la crisis por el coronavirus, como restar importancia a la amenaza de la pandemia y la magnitud de los daños y, por consiguiente, no adoptar medidas tempranas para evitar su propagación vertiginosa. Si bien después trató de endilgar responsabilidades a la OMS y hasta la sancionó con la suspensión del aporte económico de su país, los resultados catastróficos son indicio de esas fallas.
El Ecuador se halla en carrera contra el reloj para enfrentar el avance del covid-19 y el catastrófico aumento de contagios y muertes. Dicen los especialistas que las medidas de aislamiento social permiten reducir la vertiginosa difusión de la pandemia. ¿Por qué es importante conseguir la desaceleración del contagio? Para evitar que los sistemas de salud colapsen por la acumulación de casos críticos que se deben tratar en los hospitales.