Mi primer recuerdo de las elecciones presidenciales se remont a los años escolares, en 1956, cuando los dos grandes contendores eran Camilo Ponce Enríquez, socialcristiano, por la derecha, y Raúl Clemente Huerta, liberal, por el Frente Democrático Nacional. Pero apareció también en la campaña un pintoresco personaje guayaco, Eusebio Macías Suárez. Por entonces, de 43 años de edad, recorría las calles del Puerto en su bicicleta. Ahora lo veo en una foto, levantando la mano al paso; en el tubo de la dirección lleva un cartelón, con la leyenda “Lista B”.
En esos comicios, el gran triunfador, Ponce, sumó casi 179 000 y Huerta, unos tres mil y pico menos. Eusebio, que consiguió algo más de 400, refrendó su vocación de infaltable candidato.
Sé que tenía le profesión de contador, trabajó como profesor y compuso unos versos de penas amorosas, que se convirtieron en pasillo gracias a la voz de Julio Jaramillo. Macías Suárez promovía el Partido de la Menestra, con un programa vanguardista “sicodélico y cibernético”. Los votos le favorecieron en unas elecciones municipales: llegó a una concejalía en el Cabildo de Guayaquil, función de la cual salió bajo acusación de cobros indebidos.
En los años de dictadura, supongo que Eusebio vivió de capa caída. Con el retorno a la democracia entre el 78 y 79, apareció otra vez para las elecciones presidenciales; y su compañero de fórmula fue el astrónomo y hacedor de lluvias Eloy Ortega. Quizás por el fracaso, en un arranque final de incurable pesimismo, acuñó la sentencia: “En Ecuador se nace votando por el patrón y se muerte votando por el patrón”.
Precursor de los outsider y golondrina del populismo ya en primera efervescencia en los sesentas, Eusebio no contaba con financiamientos estatales de campaña. Era un hombre de muy modesta condición económica, confiaba en su labia y en los pedales para lograr los votos. Merece ser recordado por su vocación obsesiva por llegar a la presidencia. ¿Qué le llevaba a ello? ¿La locura? ¿La simpleza?¿Experimentar su cuarto de hora de fama? ¿La atracción por la droga del poder?
En el otro extremo de la pirámide económica, el millonario Álvaro Noboa Pontón anunció de forma sorpresiva que intervendría por sexta vez como candidato a la Presidencia. No se subió a bicicleta alguna; pero sí, al movimiento político Justicia Social, en el que apareció primero para ese puesto Fabricio, el hermano del ex presidente Correa.
La descomposición del régimen de partidos, que se revela en la profusión y en la informalidad de estos y los movimientos bendecidos en el CNE o en el Contencioso Electoral, muestra la cara más oscura y decepcionante de la política local. ¿Qué le ha llevado a Noboa Pontón a pasar por el eterno candidato? Aunque por resolución del CNE no pueda serlo, según anunció la señora Atamaint.