En marzo de este año, falleció la economista Elsa de Mena, una mujer que prestó servicios excepcionales al país: puso las sólidas bases del Servicio de Rentas Internas y fue una personalidad clave para la creación de esta institución, tanto que se puede establecer un antes y un después de su presencia en la administración tributaria en el Ecuador. Una funcionaria pública ejemplar por la firmeza, la honradez, el riguroso sentido profesional y ético en el cumplimiento de sus tareas durante los más de seis años al frente del SRI.
Pude tratarla después cuando colaboró en las páginas editoriales de diario HOY, que estaban bajo mi responsabilidad. Y aprecié siempre la claridad de su pensamiento y el gran amor al país que revelaban sus comentarios y opiniones en sus columnas.
Evoco la notable figura de esta ilustre mujer porque algunas veces le escuché expresar la idea de la estrecha relación entre el pago de impuestos y la construcción de ciudadanía.
En el país, existe una arraigada cultura de la queja, lejos del reclamo justo y la protesta fundada.
Los ciudadanos tienen presentes sus derechos. Más aún, la Constitución vigente se refiere a un Estado de derechos. Y se halla repleta de declaraciones de alto vuelo acerca de ellos. Pero, ¿y los deberes? Por supuesto, todo ciudadano tiene que exigir los derechos que le corresponden; ¿y sus deberes, entre ellos, el del pago de impuestos?
Elsa de Mena invocaba los principios de generalidad, igualdad, proporcionalidad y capacidad contributiva como guías de una política impositiva.
Le escuché declararse tributarista de corazón y proclamar y aplicar la neutralidad política y el carácter eminentemente técnico de la administración tributaria. Tenía claro, a la par que se deben garantizar los derechos de los ciudadanos frente al poder del Estado; pero también la obligación de exigir el cumplimiento de los deberes tributarios.
En época de elecciones, un indicio importante para la selección del voto es el conocer si los candidatos han cumplido con esos deberes.
En reportajes de Teleamazonas sobre los presidenciables, con muy buen criterio se registra para conocimiento general el pago de impuestos. Llama la atención en muchos casos que un año declaran impuesto a la renta y otros, no. Y la gran diferencia de montos pagados.
Una hoja transparente en el cumplimiento de los deberes tributarios debería ser requisito esencial para la intervención política de los candidatos. ¿Cómo garantizar una confiable participación sin cumplir en forma recta las obligaciones tributarias? Rendir cuentas de este deber es una forma práctica de construir ciudadanía y la cultura tributaria en el país, una de las ideas-fuerza que inspiraron el ejemplar trabajo de doña Elsa de Mena.