Ha muerto de manera trágica Alan García. Fue dos veces presidente de Perú (1985-1990 y 2006-2011), líder histórico del Partido Alianza Popular Revolucionaria Americana y un personaje que marcó la política peruana durante los últimos 40 años.
Hay lugares donde sopla el espíritu, decía Maurice Barrès, y uno de ellos es Notre Dame, la catedral de París, privilegiado escenario de grandes acontecimientos de la historia de Francia. La Revolución la profanó, Napoleón fue coronado en ella. Victor Hugo la exaltó en un célebre “roman”. A la sombra de sus altas naves, Paul Claudel, el gran poeta de las Odas, fue tocado por lo sobrenatural. Los impresionistas, los fauve, los cubistas y más pintores de la abigarrada cofradía del arte moderno instalaron sus caballetes frente a ella, la pintaron a distintas horas del día, desde la plaza, el puente, los cafés aledaños. Querían atrapar el flamígero temblor de la luz transfigurando la piedra centenaria.
El pedido no sólo es para usted, Presidente. Se extiende a todos los que ejercen –o han ejercido- espacios de poder y/o control en el Ecuador.
Un país que va al garete necesariamente requiere de consensos básicos entre quienes lo integran para, al menos, si se dificulta reencausarlo retardar lo más que se pueda su riesgo de eclosión. Incesantemente varios sectores han reclamado de su dirigencia que se esfuerce en concertar en puntos elementales que otorguen un norte a la nación. Sin embargo, hasta el momento esa tarea ha sido estéril. Cada grupo, sector o gremio sigue enfrascado en su visión y casi nada le mueve a recorrerse un poco para tratar de entender la posición del otro, se sienten cómodos en su subjetividad. El Gobierno, no se sabe si por una estrategia de disipar la atención sobre problemas graves que afligen a al país y a su población, o si por una verdadera vocación de diálogo, ha señalado que en poco convocará a representantes de la sociedad para tratar y acordar acciones sobre temas de relevancia.
“Caballo loco” le llamaban a Alan García en su primera presidencia, entre 1985 y 1990, porque, a sus 36 años, con sobra de vehemencia y nulo conocimiento de la realidad económica, presidió un desastroso gobierno que sumió al Perú en una de sus más profundas crisis, con una inflación del 7 000 por ciento, como parte de un caos generalizado.
Por donde ha pasado Odebrecht ha construido estados mafiosos. Ha sido como el Rey Midas, pero al revés: mientras Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, Odebrecht todo lo que tocaba lo hacía una escoria. Tuvo un departamento encargado de financiar fraudulentamente campañas electorales y realizar obra pública, también de forma fraudulenta.
Inmolación, cardenal Cipriani, es palabra demasiado grande aplicada al suicidio del señor García, expresidente del Perú. Inmolarse habría sido dejar actuar a la justicia: dar ejemplo ante los tribunales de la honradez de que él presume en su póstuma carta prosaica, trivial, llena de orgullo, rabia y venganza, no contra sus ‘enemigos’, como lo pretendía, sino contra jueces y fiscales que, ejemplarmente, intentan cumplir con su deber ante evidencias ineludibles de corrupción. Ya en su primer mandato -1985-90- estrenó su capacidad de huida. Empobrecido el Perú, conocidas las matanzas de Accomarca y Cayara, (G. Weiner, ‘El llulla presidente’), supo escapar y evitó ser juzgado. Le falló su último intento ante Uruguay, pues Tabaré Vázquez, al considerar que García ‘no era un perseguido político’, le denegó el asilo. Hoy, cuando en el Perú empieza a funcionar la justicia tan escasa en nuestros países, (¡que sigamos su ejemplo!), García, una vez más, escapó con este acto de elusión definitiva.
La prisión preventiva se dictó horas después de que Ricardo Patiño saliera del país. De inmediato se declaró perseguido político. El club de “perseguidos” del correísmo cuenta con casi medio centenar de socios, entre juzgados, prófugos y presos y otros tantos en lista de espera.
En su plan económico, las autoridades planearon una reforma laboral en 2020, una vez en pie la reforma tributaria. En algún momento el Presidente insinuó que pudiera ser una consulta. La reforma estaría dirigida a tornar menos inflexible la relación para los trabajadores contratados a raíz de la vigencia de la reforma.
El presidente Trump dijo “el verdadero poder es el miedo” en una entrevista con Bob Woodward el 31 de marzo de 2016 y este periodista, que antes desató la caída de Nixon con el escándalo de Watergate, escribió el libro “Miedo”, sobre la campaña electoral y el primer año de gobierno de Trump. Aquí aparece un personaje que va a hacer historia en la política mundial llamado Steve Bannon, de 66 años, graduado en la Escuela de Negocios de Harvard, que sobre la base del temor por un riesgo imaginario o real, desarrolló los tres ejes políticos básicos que le llevaron a Trump a ser presidente de la primera potencia mundial. Según este libro, Bannon, un nacionalista radical y populista, le insistió a Trump: 1) “acabar con la inmigración ilegal en masa y limitar la inmigración legal para restablecer nuestra soberanía; 2) recuperar los trabajos del sector manufacturero para el país y 3) salir de las guerras extranjeras sin sentido”, con lo cual fue director de la campaña triunfadora y luego aseso
A propósito del retiro del asilo a Julian Assange por parte del gobierno de Ecuador y su posterior entrega a las autoridades de Reino Unido, uno de los temas de discusión que ha surgido alrededor de estos hechos es si se puede considerar periodista a este individuo, para lo cual, es necesario hacer algunas consideraciones.
Una vez concluidas las elecciones seccionales con sorpresas de nuevas autoridades electas en muchas ciudades del país, ¿es hora que de continuar con reformas para una “mejor” democracia?
El 15 de abril una noticia conmocionaba a millones de personas en buena parte del mundo.
Se ha dicho que al terminar la estancia de Assange en la Embajada del Ecuador en Londres nos hemos desecho de un “hacker” internacional o que se ha cometido un atropello a la libre expresión. Pero el hecho es que estamos en guerra con Assange y su poderosa red de intervención en la privacidad de las redes sociales.
Dos decisiones de política económica internacional asumidas por el gobierno merecen verlas. Se trata de la salida de Unasur e inclusión inmediata en Prosur; y, por otro, de la solicitud de admisión como miembro de la OCDE.
En las academias, cumpliendo con el pronunciamiento de la Unesco sobre el Año de las Lenguas Indígenas, se ha comenzado a discutir los problemas que enfrentan esos idiomas. Es un hecho que la situación lingüística se caracteriza por el entrelazamiento de relaciones económicas, políticas, ideológicas, étnicas, sociales, culturales.
Todavía recuerdo la primera vez que entré en Notre Dame. Ocurrió pocos días después de haber llegado a París, a comienzos del año 68. Entré solo porque aún no conocía a nadie, pero ya sabía desde antes que una ciudad no se conoce mientras no se camine por sus calles y se visite sus monumentos en completa soledad, para concentrar la existencia en la mirada, porque a la gente se la va conociendo en el camino y en torno a la mesa a la hora de comer.
Los waorani de comunidades de Pastaza no quieren petróleo en su territorio. Han solicitado una medida de Amparo Constitucional por cuanto los procesos de consulta previa, libre e informada, que es un derecho que les asiste a los pueblos indígenas consagrado en la Constitución, han sido un adefesio. Lo prueban los testimonios dados en tres días de audiencias que se llevaron a cabo en Puyo.
Ante el avance del Ejército Rojo y la veloz estrategia de Stalin era indispensable una reacción aliada. Se planificó una reconstrucción económica y social conocida como el Plan Marshall. El consiguiente efecto político fue la detención histórica del avance, incluso electoral, de los partidos comunistas en la Europa occidental de la post guerra. Algo similar se requiere en Quito para que múltiples sectores que añoran el liderazgo político de la capital - ahora sin diferencias ideológicas o políticas; mucho menos racistas o de linaje- logren una concertación política, pues es muy difícil que prosperen las opciones populistas (solo yo) en el ecosistema de los Andes.
Ver que, bajo el ataque furioso de las llamas, el pináculo de la catedral de Nuestra Señora de París se rompía y desplomaba nos partió el corazón a cientos de miles, quizás a millones, alrededor del mundo. A todos nos ahogaron las ominosas columnas de humo y sollozamos al ver las vigas del techo convertidas en tizones que, como costillas de un crucifijo colocado sobre la Isla de la Cité, refulgían contra el cielo enrojecido del crepúsculo.