Lo que tiene que saber antes de tatuarse y algo más

Hacerse un tatuaje no es una decisión que debe tomarse a la ligera, ya que es marca permanente en la piel. Foto: EL COMERCIO

¿Se puede donar sangre?, ¿se puede beber alcohol?, ¿y si no queda bien? son algunas de las dudas que las personas tienen antes de realizarse un tatuaje. Ahora, casi todo lo que la persona se imagine se puede dibujar en la piel, gracias a la tecnología y la popularidad que tiene esta técnica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es una marca permanente y más vale tener seguridad antes de hacérsela.
La elaboración del tatuaje empieza mucho antes de encender la máquina. Nace con una historia o una idea en la cabeza de la persona y con la seguridad de querer llevarlo para siempre. Es una decisión muy personal que tiene que ser tomada conscientemente.
Solo hace falta un elemento central y el resto se trabaja en conjunto con el artista, explica Dominique Páez, tatuadora en el estudio Lions. Patricio Zurita, del estudio Numen Tattoo, agrega que en el sitio los trabajos siempre son personalizados, cada persona lleva un tatuaje distinto.
Con la idea clara, viene el siguiente paso: buscar un lugar para realizarse el tatuaje. El precio no puede ser el único indicador. Ambos artistas coinciden en que en ocasiones los clientes se dejan llevar por el trabajo menos costoso y terminan arrepintiéndose y llevando una marca permanente que no les gusta.
Es indispensable revisar los trabajos del tatuador y compararlos con el de otros artistas. Además, fijarse si tiene obras similares a la que tiene en mente. Es decir, alguien puede ser un experto en color, pero no necesariamente tiene una obra sólida en líneas y si su idea es de líneas no le conviene ese artista, señala Zurita.
Existen algunas preguntas de rigor y recomendaciones antes de tatuarse. Alergias, enfermedades, tiempo de cicatrización, problemas con la piel son algunas de las especificaciones que tiene que hacer la persona que se va a tatuar.
El licor y las drogas no son buenos aliados de los tatuajes, por eso se aconseja por lo menos dos días antes no ingerir estas sustancias. Páez explica que el problema con el alcohol es que disuelve la sangre y hace imposible el trabajo del artista porque la persona sangra más; mientras que con las drogas los sentidos del individuo se alteran se pueden presentar desmayos o dolor insoportable.
Bioseguridad, la clave en este arte
“Limpieza y calidad son lasa claves de un buen trabajo”, señala Zurita. Él compara al tatuaje con una cirugía y como tal se tienen que tomar todas las medidas de bioseguridad.
Actualmente, la mayoría de implementos son desechables desde las agujas y las herramientas que las sostienen, hasta las tazas de tintas. Sin embargo, Páez señala que el autoclave, el esterilizador que utilizan en los hospitales, es indispensable en un estudio; el aparato limpia y desinfecta el equipo con calor y vapor.
En este procedimiento la sangre está en contacto con el ambiente, por esta razón todo tiene que estar limpio. el tatuador tiene que usar guantes desechables y el lugar alrededor tiene que estar cubierto para evitar cualquier riesgo.
Manejo de dolor, cada persona tiene su umbral
Las agujas introducen la tinta a más o menos unos 3 milímetros bajo la piel, lo hacen a una velocidad entre 50 y 3000 veces por segundo. El movimiento, guardando las distancias, es similar al de una máquina de coser. “El tatuaje es una herida”, dice Páez.
Cada individuo soporta el dolor de una forma distinta. Existen zonas y pieles en las que la molestia es mayor. Para Zurita es necesario hablar con el cliente, explicarle los sitios del cuerpo en los que el dolor es más intenso para darle mayor seguridad. Mientras que Páez sostiene que la persona que se va a realizar el trabajo tiene que tener en claro no es algo insoportable y que la paciencia del artista influye para hacerlo más llevadero.
Para después...
El 50% del tatuaje es lo que pasa con el artista, el otro 50% depende de los cuidados posteriores. Lo más importante es proteger la herida para evitar infecciones, por ello se recomienda cubrirlo y usar una crema para la irritación como la que usan con los bebés para aliviar escaldaduras.
Otro enemigo de los tatuajes es el sol. Páez dice que después del proceso de cicatrización se recomienda no exponer al sol por largos periodos la zona tatuada y siempre usar sobre esta protector solar.
En cuanto a la alimentación, Zurita bromea y dice que algunos artistas les prohíben una infinidad de comidas a los clientes y que no tiene que ser así. Él considera que es suficiente alimentarse saludablemente, sin excesos. De todas formas, Páez recomienda no consumir durante la semana posterior, cerdo, ají, camarones, maní y chocolate, pues pueden aumentar el riesgo de infección.
La manía de sacarse los ‘pellejitos’ no va bien con los tatuajes. La piel en la zona del tatuaje se tiene que cicatrizar y descamar sola, sin ayudas ni trampas. Lo que sí es importante mantenerla constantemente hidratada con cremas.
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Dudas puntuales:
• Las personas tatuadas sí pueden donar sangre, pero tienen que esperar un año para hacerlo.
• No producen cáncer. El cáncer depende de varios factores: genéticos, de hábitos de vida, de exposición a sustancias, etc. No existe un estudio que respalde que los tatuajes influyen a la propagación de esta enfermedad. Además las tintas que se usan, gracias a los avances de la ciencia, cada vez son más nobles con la piel.
• Si la persona es cuidadosa los retoques –corregir fallas de color o resaltar líneas- se tendrán que hacer después de mucho tiempo (10-12 años).
• Si presenta cualquier tipo de infección se recomienda acudir al doctor de inmediato. Zurita señala que muchas veces los clientes subestiman las señales como la presencia de pus o enrojecimiento excesivo, lo cual puede traer complicaciones en su salud.