El acompañamiento del maestro es clave para prevenir el bullying en Chuquiragua

El acompañamiento de los adultos es el eje principal en la prevención del bullying. Foto: Freepick
El saludo no puede faltar en la jornada estudiantil de la Comunidad Educativa Chuquirahua. Alumnos de segundo a séptimo de básica expresan buenos días de forma grupal, hablada y con lenguaje de señas.
En medio de una ronda se puede ver que cada uno tiene una seña distinta. La idea es que físicamente o con alguna cosa muestren algún rasgo de su personalidad, qué les gusta o cómo se sienten.
Sandra Ruiz, psicóloga infantil encargada del DECE, explica que la inclusión del lenguaje de señas forma parte de una vivencia y crea pertenencia. "Este lenguaje nos abre la posibilidad de entender el mundo de los otros sin generar burlas y discriminación".
Este lenguaje es un recurso para concienciar y formar seres humanos empáticos, explican las profesoras.
Después de la ronda, los alumnos se dirigen a sus aulas junto con sus maestras.
Las clases se imparten a grupos de entre seis y 12 niños. Al ingreso cada uno recibe un saludo personalizado de su maestra y se disponen a trabajar. El silencio marca el inicio de la jornada.
Sin uniformes para aceptar la diversidad
Cerca de 70 estudiantes distribuidos entre segundo y séptimo de básica, llegan a sus clases sin uniformes. Visten la ropa que les gusta.
Sofía Serrano, docente y directora de la sección pedagógica de la comunidad educativa, asegura que los niños no se fijan en lo que otros llevan. En este lugar la apariencia física es por lo que menos se preocupan los niños.
"Ellos son libres de elegir su ropa, mostrar sus gustos en colores, dibujos. Ellos tienen libertad", enfatiza.
Serrano dice que los niños comprenden que mostrar sus gustos no es un indicador para burlarse y discriminar a los otros. Mas bien aprenden a identificar la individualidad de cada personalidad.
La metodología que se implementa a detectar burlas y posibles abusos es monitorear lo que sucede mediante la presencia del adulto.
En caso de se existir burlas se soluciona mediante el diálogo y la reflexión de los presuntos autores sobre la situación. "Una disculpa no debe ser solo en palabras, tiene que ser sentida", añade Ruiz.
Pedagogía Waldorf
La directora pedagógica de Chuquiragua destaca que se guían por la pedagogía Waldorf, que fomenta el desarrollo autónomo de los estudiantes de la mano de un adulto (maestro).
El papel de los docentes es guiar académicamente y crear ambientes sanos con base en vivencias. Los maestros están encargados de proteger a los alumnos y crear una voluntad emocional.
Gracias al acompañamiento de los adultos no se han identificado casos de bullying, pero sí se realizan conversatorios de prevención del abuso escolar.
Parte de la presencia del adulto es establecer y hacer cumplir las leyes y reglas dentro del aula y al interior de la institución.
En esta institución se hace una distinción entre reglas y leyes. Las reglas se pueden romper. Por ejemplo, una de ellas es no rayar paredes en el aula. Una ley, en cambio, no se puede romper. Entre las leyes está no golpear, denigrar, insultar a los pares y a sus maestros.
Ante el incumplimiento de una regla o ley los profesores y autoridades enseñan que la falta tiene una consecuencia y va acorde al hecho.
No obstante, las consecuencias no deben confundirse con castigos y mucho menos quitar a los menores sus derechos como alimentarse y o tener su tiempo recreacional.
Acompañamiento emocional para remediar la falta
Al romper una ley o regla, los maestros y la encargada del DECE inician con una verbalización en la que se prioriza escuchar y entender el relato de los niños involucrados. Se prioriza la búsqueda de soluciones.
En el caso de agresiones físicas, los maestros ponen límites y uno de ellos es realizar un recreo entre el profesor y alumno. Este espacio sirve de reflexión sobre el acto que efectuó el niño.
Las disculpas posteriores a la agresión deben ser sentidas, insisten las docentes.
Este sentimiento se logra a través de la empatía, es decir, poniéndose en lugar del niño agredido y participando en la búsqueda del bienestar del compañero.
El agresor es invitado a ayudar a curar al niño y en este proceso logran sentir el daño causado.
Dentro del horario de clases, los niños reciben cada semana una hora de tutorías, a cargo del DECE.
En ese tiempo se interactúa con los estudiantes en las áreas psicomotoras, regulación emocional y la cotidianidad de los niños.
Las emociones se trabajan desde el ejemplo de los profesores y la seguridad que ellos transmiten a sus estudiantes.
Los niños cuentan con un espacio abierto para dialogar y mostrar sus sentimientos y emociones que se irán trabajando dentro de la escuela y con el acompañamiento de los padres.