Herencia Esmeraldas reúne a tres asociaciones de la provincia, que agrupan a 800 familias. Foto: Cortesía Herencia Esmeraldas
El cultivo de cacao en Esmeraldas se ha convertido en una práctica que permite que sus habitantes obtengan recursos económicos mientras fomentan el cuidado del ambiente. El manejo de fincas con técnicas orgánicas se inició hace tres años, como parte de la iniciativa Herencia Esmeraldas.
Julio Valencia, gerente del Consorcio Comercial Asociativo Herencia Esmeraldas, explica que este es un emprendimiento social que agrupa a tres asociaciones exportadoras de cacao en grano. El proceso empieza con la siembra del producto, que está a cargo de pequeños productores esmeraldeños. Estos trabajan en fincas de un tamaño máximo de 10 hectáreas.
Las asociaciones compran el cacao fresco a los agricultores, lo secan y lo dejan listo para exportar como materia prima. Después, el consorcio se encarga de transformarlo en un chocolate que es comercializado en Quito y Esmeraldas.
La idea es que las ganancias de las ventas sean reinvertidas en las asociaciones. Valencia cuenta que no hay empresas privadas involucradas. Esto permite que los socios se beneficien directamente. Este trabajo se inició en el 2015 y el consorcio se constituyó legalmente desde octubre del 2018.
Las asociaciones son las encargadas de comprar el cacao a los productores y del proceso de secado. Foto: Cortesía Herencia Esmeraldas
La fundación ACRA fue el organismo que impulsó a que estas asociaciones se unan por primera vez en un solo proyecto y sugirió la estructuración del consorcio. El objetivo es que todas se beneficien de forma equitativa de la comercialización de los productos y que se dé un valor agregado a la producción local.
Durante estos tres años también se ha trabajado en el mejoramiento de la infraestructura de los centros de acopio, donde se recoge el cacao de los socios. El trabajo con estas tres asociaciones es de beneficio para 800 familias.
Los socios están ubicados en distintas partes de la provincia. Por un lado está la Asociación de Productores de Cacao del Norte de Esmeraldas (Aprocane), la Corporación de Organizaciones Campesinas Provincia de Esmeraldas (COPE) y la Unión de Organizaciones Productores de Cacao Arriba Esmeraldas (Uoprocae). Esta última está en el centro y sur de la provincia.
El cultivo de cacao ha permitido fomentar las prácticas sostenibles y amigables con el ambiente. Esmeraldas es una zona conocida por su alta deforestación y por la presencia de tala ilegal y actividades extractivas. Por eso, este tipo de incentivos permiten que los habitantes de la provincia dejen de lado las prácticas dañinas con los ecosistemas y puedan interesarse por este campo.
Valencia explica que cada asociación lleva un registro del proceso, desde la finca hasta la creación de los lotes de cacao. Esto permite que se pueda evidenciar que el producto es orgánico. Para lograr esto, se evitan los pesticidas y otros químicos que puedan poner en riesgo la salud de la tierra y de las familias.
Al ser orgánicas, muchas veces es difícil controlar los productos que se aplican en las fincas aledañas. Esto puede contaminar la producción y poner en riesgo la calidad de “orgánico”. Para disminuir estos inconvenientes, cuenta el Gerente de Herencia Esmeraldas, se cultivan también especies de árboles locales que no erosionan el suelo.
Hay especies maderables y no maderables que se siembran alrededor de cada una de las fincas. Esto ayuda a mantener saludables los ecosistemas y a crear una barrera protectora natural que facilita el manejo orgánico de la finca, para que no se vea afectada por factores externos.
Además, están aplicando a una certificación regenerativa. En esta se miden aspectos como el cuidado de las fuentes de agua, la diversidad de especies de árboles de cada finca y la salud del suelo.
Valencia dice que esta certificación está más enfocada en el tema ambiental y la idea es que no exista erosión a causa de un mal manejo en las plantaciones.