Cinco razones para ver la película ‘Depredador: la presa’

La actriz Amber Midthunder como Naru durante una escena de la película ‘Depredador: la presa’. Foto: imdb.com

El estreno en ‘streaming’ de ‘Depredador: la presa’ refresca y amplía la saga de ciencia ficción que tiene más de tres décadas en el cine. El filme se saltó su paso por las salas de cine para estrenarse directamente en la plataforma de Star+.

El filme cuenta con la aprobación del público que le ha dado una calificación de 79% en el portal Rotten Tomatoes. Allí mismo, la cinta tiene un 92% de aceptación por parte de la crítica especializada.

Del filme se cuestiona la desproporcionada diferencia entre la protagonista y el antagonista, cierto abuso de las imágenes generadas por computadora y lo predecible de su trama. Sin embargo, también incluye algunos elementos que hacen de ‘Depredador: la presa’ una refrescante vuelta de tuerca de su premisa original.

Un cambio de época

Cuando se estrenó ‘Depredador’ en 1987, la cinta estaba ambientada en una época contemporánea. En el filme, Arnold Schwarzenegger interpretaba a Dutch, el líder de un comando de élite que se interna en la selva centroamericana para ejecutar una peligrosa misión, hasta que empiezan a ser perseguidos por un guerrero extraterrestre.

‘Depredador: la presa’ se proyecta como precuela ambientada hace 300 años en los territorios ocupados por la Nación Comanche en norteamérica. Allí, Naru es una joven guerrera, feroz y muy hábil, que se crio a la sombra de algunos legendarios cazadores.

Cuando un extraño peligro amenaza su campamento, decide enfrentar la amenaza por su cuenta, pero la presa a la que acecha resulta ser un depredador alienígena evolucionado con un arsenal técnicamente avanzado. El encuentro deriva en un enfrentamiento brutal y aterrador entre estos dos personajes.

La visibilización de la Nación Comanche

Para interpretar a los personajes de la Nación Comanche, el casting les dio prioridad a actores con raíces indígenas americanas incluido el papel principal.

Esa prioridad también se extiende al equipo de producción, entre los que destaca la productora Jhane Myers, que tiene raíces en la comunidad Blackfeet y Comanche.

El guion firmado por Patrick Aison recrea una época y un pueblo que muy pocas veces ha sido representado en la pantalla con un tratamiento histórico y humano.

Las formas de organización, los roles de género o trabajo, el enfrentamiento con los colonizadores y su relación con la naturaleza son algunos elementos recreados históricamente, que le dan contexto al relato de ficción.

La historia está interpretada en una mezcla de inglés, francés y la lengua nativa númico. Sin embargo, también hay una versión alternativa doblada en lengua comanche.

Una protagonista aguerrida

A diferencia de las otras películas de la saga, ‘Depredador: la presa’ se desprende de la clásica testosterona del cine de acción y busca el protagonismo en una figura femenina.

En el papel de Naru se encuentra Amber Midthunder, una actriz de 25 años con raíces nativo americanas y una carrera de dos décadas en la actuación. ‘Comanchería’, ‘El protector’, ‘The Ice Road’ son algunas de las producciones en las que ha participado.

En la cinta, Midthunder interpreta a una joven que atraviesa de la adolescencia a la vida adulta. En ese tránsito está deseosa de demostrar sus habilidades y su vocación de cazadora ante su comunidad.

Muchos de los hombres, en quienes recae la tarea de la caza, subestiman la capacidad de Naru. Con una interpretación provocadora, la actriz hace que su personaje se muestre física y emocionalmente a la altura del desafío que representa el depredador alienígena al que se enfrenta. A fin de cuentas, la diferencia entre el cazador y la presa no se calcula por el género o el tamaño.

El ambiguo rol del cazador y la presa

La cinta pone al depredador en un periodo histórico en el que aparentemente lleva toda la ventaja de un avanzado poder tecnológico en armamento frente a una sociedad con armas rudimentarias que depende de la caza y la agricultura.

Esa brecha, aparentemente insalvable, es justamente la condición que lleva la historia a su origen más visceral: la relación entre el cazador y la presa.

La película explora esa relación de distintas formas. Por un lado y en contra del deseo de su familia, Naru espera que el círculo de cazadores de su comunidad le permitan cumplir con el rito de iniciación para convertirse en una cazadora más. Para eso demostrará sus habilidades y su instinto frente a animales con distintos grados de peligrosidad.

Sus aptitudes guerreras también se ponen a prueba como un mecanismo de defensa y supervivencia cuando tiene que enfrentarse a los colonizadores extranjeros que se disputan el territorio y sus recursos con los pueblos nativos.

Sin embargo, los roles de cazador y presa se diluyen cuando entra en escena el monstruo alienígena, que deambula por las praderas cazando hombres y animales.

Las sofisticadas armas y la capacidad de camuflarse en el entorno le dan al depredador una ventaja inicial. Pero Naru cambia su condición de presa a cazadora a medida que aprender a reconocer las debilidades de su adversario y sus propias fortalezas.

Entre el western y el suspenso

En cuanto al estilo, esta precuela dirigida por Dan Trachtenberg (‘Calle Cloverfield 10’) construye el relato como una combinación de géneros.

Por una parte, está el tratamiento histórico dado a la época en que se desarrolla la historia en medio de escenarios naturales y la atención centrada en la aproximación histórica de la cultura comanche.

Elementos del western, el suspenso y la acción se entremezclan en un relato dinámico y entretenido que no desacredita el filme como una obra de ciencia ficción.

Si bien el guion no deja mucho margen para los giros imprevistos, el filme atrae la atención del espectador con la tensión que gira alrededor de la idea de la cacería.

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