Este 12 de agosto de 2022 es el estreno de ‘Noticia de un secuestro’, serie inspirada en una de las obra del reconocido escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Tomar una de las obras más impactantes del artista y llevarla a los terrenos de la miniserie, mientras se cuenta con el apoyo del hijo del nobel colombiano Rodrigo García Barcha, como productor del proyecto, no es solo una gran responsabilidad, sino un reto muy interesante.
Eso fue precisamente lo que pensó el realizador chileno Andrés Wood cuando lo invitaron a ser parte de la producción Noticia de un secuestro, inspirada en el libro homónimo de Gabo y que ya se puede ver ya en la plataforma de ‘streaming’ Prime Video.
“A mí me gusta el ejemplo de producciones hechas por extranjeros y que tocan fuerte el tema de los países (…). Me pareció muy desafiante y eso mismo diluye la responsabilidad, porque está Rodrigo García como jefe del proyecto y un gran equipo técnico y artístico que se siente acompañado para ir moldeándolo. Fue una experiencia muy rica por haber encontrado muchos lazos comunes de la historia concreta de nuestros países, pero más educativa en las heridas, los sueños los goces”, contó Wood.
‘Noticia de un secuestro’ reconstruye precisamente el secuestro de Maruja Pachón de Villamizar, periodista y exministra de Educación, a manos de Pablo Escobar y ofrece una narrativa dramática e intensa de los primeros años de la década de los 90, considerados como una época atroz en la historia del país.
“Es un riesgo, pero quien lo asumió fue Rodrigo”, recalcó alegremente el director. A lo que García Barcha respondió con un poco de risa, pero luego reflexionó acerca de un relato que impactó emocionalmente a sus protagonistas: Cristina Umaña (en el papel de Maruja Pachón) y a Juan Pablo Raba, quien es Alberto Villamizar, el esposo de Pachón en la miniserie. “Estamos hablando de una historia de un país”, recordaron ellos.
“Creo que una de las fuerzas principales del libro es balancear la problemática nacional, el momento del país y su historia, hasta llegar a ese momento en el que un capo narcotraficante puede declararle la guerra al estado y a la sociedad civil, con historias muy personales, de relaciones personales entre una mujer secuestrada y su marido; entre ella y su cuñada y muchos más de los que fueron secuestrados y sus seres queridos, creo que en eso, a pesar de que hay cosas que se repiten en los países, cosas en las que Colombia ha cambiado y otras en las que no, lo que nunca cambia son esas relaciones, el sufrimiento de los que los atropella la historia, por decirlo de alguna manera”, reflexiona García Barcha.
“Lo que me interesa a mí del libro hoy en día, después de ver tantas series y películas donde había una fascinación por el narcotraficante y por su mundo extremo y absurdo, era hacer una serie que hablara de las víctimas, de esa situación y ver ese sufrimiento. Lo que pasaron esas personas, creo que fue con lo que se identificaron los actores e hizo el trabajo para ellos muy emotivo. Lo que siempre estará vigente es la empatía, conectar con las personas y ver lo que viven en particular y que no sean solo números o estadísticas”, recalcó el productor e hijo de Gabriel García Márquez acerca de la esencia de la serie.
“Quería contar esa experiencia del secuestro, pero también tenía que explorar lo que había fuera de él: sus hijos, su relación con su esposo, así como lo que ella añoraba, sus miedos, sus culpas y a lo que se acostumbró en ese cautiverio; todas esas cosas que me ayudaron a construir el universo de mi personaje en el encierro de esta ficción. Así como su relación con sus compañeras de secuestro y la interacción con sus captores (…). Me llamó particularmente la atención el estoicismo que ella siempre demostró, y quise saber de dónde venía todo eso”, describió antes Umaña de su papel.
La otra dimensión, el drama fuera del lugar del cautiverio y la sensación de secuestro de quienes tienen que lidiar con todo eso desde sus casas y con la sensación de ausencia es, como explica Andrés Wood, “algo que está maravillosamente narrado en la novela”, lo que hicimos fue ampliar lo más posible esa idea. Los mismos captores son tan secuestrados en este proceso y tienen depositados también sueños y deseos depositados en su condición. Intentamos darnos un tiempo y revelar que lo que está en el fondo del cuadro, nos interesa todos los rostros que arman el relato. Las ramificaciones de dolor de cada víctima importan”, complementa el director.