El gobierno tendrá que lidiar con el desgaste de la guerra, la realidad de la economía y la soberbia del poder.
Comprar una mayoría parlamentaria tiene alto precio, pero la mercancía que se compra es poder.
El resultado de esta política volátil de enemigos y amigos intercambiables está a la vista.
El problema es cómo salir de la guerra.
Si el gobierno o la oposición empiezan a buscar réditos políticos o electorales, ponen en riesgo la victoria.
Los políticos hoy en día hacen cosas que creíamos vetadas.
La esperanza de recuperar nuestro país ha vuelto.
Una consulta sin entusiasmo es inútil.
El debate más imortante es con uno mismo para evitar errores garrafales.
Si hay dos funcionarios que no deben mentir jamás, son el legislador y el juez.
Cuatro son los grandes problemas actuales.
El proyecto económico urgente salvará los muebles del gobierno, pero no resolverá el problema económico.
El lider que necesita el pueblo ecuatoriano no es el bombero que apague incendios sino el constructor que diseñe un proyecto nacional.
Las claves del proyecto nacional y las soluciones tendremos que seguir adivinando o construyendo con la escasa información que proporciona.
Los partidos políticos de Rafael Correa y Jaime Nebot saben lo que quieren, cumplen lo que pactan y no tienen disidentes.
La oposición clama en el desierto diciendo que se rompe España, que hay golpe de Estado que muere la democracia.
El próximo gobierno tendrá éxito si baja sustancialmente los índices de violencia, si es capaz de generar empleo, si puede reducir el déficit fiscal.
La renovación de la política es indispensable para salvar a los políticos y para salvar a los pueblos.
No sabemos lo que será Daniel Noboa en el poder.