Lolo Echeverria
Horror a lo imprevisto
El president electo está ausente, está callado y está solo. No tiene todavía un gabinete, no tiene un partido y no marca todavía los objetivos fundamentales que tratará de alcanzar en el corto período de mandato. Un presidente nuevo siempre despierta esperanza, pero el silencio de un presidente provoca el horror a lo imprevisto.
Un estadista debe tener paciencia, en contraste con la impaciencia de los ciudadanos; sin embargo, Daniel Noboa tiene tareas urgentísimas y una de las más importantes es la designación del ministro de gobierno que debe encarar el tema complejo de las relaciones con la legislatura, de ello depende la gobernabilidad, la consulta y su contenido.
El gobierno podria armar una mayoría con el bloque de Construye, con los Social Cristianos y los independientes; éste es el grupo más difícil. Nadie elige independientes porque son los partidos los que inscriben candidatos, pero los partidos de alquiler y los piratas de la política hacen posible el bloque de independientes o tránsfugas.
Si no consigue el apoyo de socialcristianos, independientes y Construye, tendrá que buscar un acuerdo con la revolución ciudadana que aparece en una posición de “empújame que me caigo” aunque es difícil saber quiénes cotizarán más alto la formación de una mayoría.
Acuerdos legislativos puntuales, para proyectos concretos, o con cláusulas ocultas, son muy frágiles y en cuanto empiece la campaña electoral los socios se alejarán del gobierno. Nuestra política pone por delante los intereses personales y las conveniencias electorales; los intereses de la mayoría de los ciudadanos siempre son relegados.
El próximo gobierno tendrá éxito si baja sustancialmente los índices de violencia, si es capaz de generar empleo, si puede reducir el déficit fiscal. Si logra estos objetivos devolverá la confianza a los ciudadanos, podrá atraer inversión nacional y extranjera y hasta podrá aspirar a la reelección. Si no puede remediar estos males será otro gobierno para el olvido.