Es indudable que desde hace muchos años se debe caminar con todas las antenas prendidas en Quito. No debería ser así, la seguridad ciudadana es un derecho humano que implica -entre otras cosas- el derecho al respeto a la integridad física.
El parque La Carolina tiene 64 hectáreas, es un pulmón verde de Quito. Ahí se realizan decenas de actividades los siete días de la semana. Pero también ocurren hechos que solo se conocen en el boca a boca de la comunidad.
El martes pasado un equipo de EL COMERCIO realizaba una cobertura en el parque La Carolina, justamente sobre la sensación de los peatones y transeúntes respecto a los trabajos “pacificación” en las vías. Para ese día se anunció el cierre de un tramo de la avenida De los Shyris.
Extrañamente, aquel día (en la mañana) pocas personas querían dar su testimonio por el miedo. El periodista de nuestro medio decidió hacer una salida en vivo hasta que una persona le “hizo señas” de lo que iba a ocurrir.
Un “desconocido” intentó quitar el teléfono celular del periodista. La persona (un hombre alto de camiseta blanca y jean azul) solo alcanzó a rasguñar el brazo derecho del reportero, quien salió corriendo para evitar el ataque.
Tras el hecho, EL COMERCIO trabaja en un reportaje sobre la inseguridad en la zona. Han aparecido testimonios de personas que cuentan cómo hay robos dentro del parque o en sectores cercanos a la avenida De los Shyris y República de El Salvador. La Policía Nacional ha adelantado que “trabaja en un plan de intervención en La Carolina”.
El parque es uno de los lugares históricos de Quito. Es un punto de encuentro y un sitio de esparcimiento. La afluencia de personas ha aumentado incluso para el Metro de Quito. ¿Merece una atención especial? Sí. Allá llegan desde niños hasta personas de la tercera edad. Van atletas a la madrugada o caminantes en la noche.