Las paredes de caña guadúa y el techo de paja toquilla tejida son parte del atractivo de la cabaña edificada por la Asociación Yachachik Rumy para recibir a sus visitantes. La infraestructura, distribuida en dos plantas, combina diferentes tipos de maderas resistentes a la humedad y a las polillas.
El constructor tsáchila es riguroso para sembrar, recolectar y secar la paja toquilla. Esta planta es el material principal para la construcción de los techos de cabañas y chozas de las comunas nativas.
Los ladrillos de color rojizo y la infraestructura de madera que sobresale en los acabados llama la atención de los visitantes cuando dirigen la mirada hacia la fachada de las cinco edificaciones.
Octubre es el mes ideal para recolectar la paja toquilla, según los integrantes de la nacionalidad Tsáchila. Ellos se internan en el bosque nativo en luna llena para recopilar este material, con el que construyen el techo de sus cabañas. También lo utilizan para elaborar artesanías y artículos para sus hogares.
El murmullo del río Tahuando y el aroma fresco de los árboles de eucalipto inundan a Sisary Wasi (Casa del Florecimiento, en español). El inmueble ubicado en Santa Rosa de El Tejar, en el sur de la capital de Imbabura, fue construido para aprovechar la influencia del agua y el aire, como elementos indispensables para mantener el equilibrio energético en favor de las personas. Así explica Flor Yacelga, que ofrece este espacio como una casa de sanación y hospedaje.
El adobe, la piedra y la madera brindan identidad al Hostal El Tío. En esta iniciativa turística se rescatan las formas tradicionales de construcción. El inmueble, ubicado en la parroquia de Ilumán, en Otavalo (Imbabura), es un lugar de alojamiento para turistas y voluntarios extranjeros.
El uso de madera, caña guadúa y barrotes de pino en las construcciones junto a la playa de Esmeraldas, es frecuente en poblaciones como Camarones, una parroquia del cantón.
El diseño de Ricpamba, un parque recreativo de Riobamba, es un homenaje al sistema constructivo Puruhá y a los símbolos de la cosmovisión andina. Está ubicado junto al río Chibunga, en Macají. Se trata de un espacio ideal para aprender sobre los ecosistemas y pasar un momento recreativo en familia.
Los bordados y los tejidos a mano del traje típico de la Chola Cuenca y, en especial, su colorida pollera sirvieron como inspiración para los diseños de los vitrales que se instalaron en el Hotel Cruz de El Vado.
Cuatro nuevas instalaciones se construyen en el centro cultural y turístico Mushily. Un mirador, una tirolesa, un restaurante y un consultorio médico son los nuevos proyectos en los que 10 tsáchilas trabajan desde hace dos meses. El mirador con un puente colgante ya está terminado.
La construcción de las chozas de caña guadúa con barrotes de eucalipto en la zona rural de Esmeraldas rescata las antiguas ramadas tradicionales utilizadas para el descanso de los habitantes del campo.
Las cañas de guadúa, que crecen en el trópico, sirvieron para construir dos cabañas en la cima de una montaña de la comunidad de Morochos, en Cotacachi (Imbabura). La responsable de la infraestructura, levantada con fines turísticos, es Viviana Erazo, una enamorada del bambú nativo del Ecuador.
Cada año, a manera de cábala, los tsáchilas realizan una minga general en cada comuna para restaurar las viviendas y cabañas de caña guadúa, bambú, pambil y paja toquilla.
Cuatro paraderos turísticos edificados en la parroquia Camarones del cantón Esmeraldas evocan a las antiguas construcciones ancestrales, elaboradas con ramas de mangle y caña guadúa.
Tres aspectos inspiraron la edificación de la Casa de las Rocas, ubicada en Susudel, en el sur de Azuay. El inmueble tiene 250 metros cuadrados de construcción y fue emplazado en un terreno de más de 1 hectárea.
La técnica en construcciones de estructuras en caña de los indígenas y montuvios de la Costa se rescata en dos proyectos inmobiliarios en Santo Domingo de los Tsáchilas.