Las comunas se renuevan para el Kasama en Santo Domingo

Las cavernas de los chamanes son los espacios que más se renuevan para el Kasama, debido que están bajo tierra y se concentra la humedad con mayor facilidad. Fotos: Diana Delgado para EL COMERCIO

Las cavernas de los chamanes son los espacios que más se renuevan para el Kasama, debido que están bajo tierra y se concentra la humedad con mayor facilidad. Fotos: Diana Delgado para EL COMERCIO

Las cavernas de los chamanes son los espacios que más se renuevan para el Kasama, debido que están bajo tierra y se concentra la humedad con mayor facilidad. Fotos: Diana Delgado para EL COMERCIO

Cada año, a manera de cábala, los tsáchilas realizan una minga general en cada comuna para restaurar las viviendas y cabañas de caña guadúa, bambú, pambil y paja toquilla.

Esa actividad se realiza para conmemorar el Kasama, que es una tradición tsáchila similar a la fiesta de Año Nuevo.

Para los constructores tsáchilas renovar la madera -que se humedece por las lluvias que se inician en diciembre- significa dejar atrás las energías negativas y embellecer los espacios para rendir tributo a sus antepasados.

La paja de los techos se cambia cada dos años.

La gran minga general se inicia un mes antes de la fiesta Kasama, que este año se realizará entre el 15 y el 21 de abril. Los tsáchilas utilizan madera de los bosques y también han incorporado materiales ‘mestizos’, como cemento, pintura, laca y otros.

En las siete comunas, los constructores ya recopilaron la madera en los bosques nativos y desde la semana anterior iniciaron las construcciones y reparaciones de las cabañas.

En los 18 centros culturales que hay en las comunas, este proceso empezó antes del feriado de Carnaval, en febrero.Los trabajos deberán estar listos a principios de abril. Por eso, las obras se inician a las 06:00 y terminan a las 17:00 y son llevadas a cabo por los dueños de las propiedades.

200 toquillas se instalan en los techos de las cabañas.

En el centro cultural Mu­shily se está cambiando la paja toquilla de los techos. Estas construcciones deben renovarse dos veces al año, porque los pájaros hacen nidos en los techos y hacen agujeros.

En cada cabaña utilizan al menos 200 hojas de toquilla, que se tejen a la estructura triangular de caña guadúa, que sostiene al techo. En la cima del techo colocan una llanta pintada de blanco, como un adorno que simula la corona de algodón (mishily), que llevan los hombres en su cabeza y simboliza la autoridad del patriarcado.

Dentro de la minga, uno de los espacios a los que más se les dedica tiempo es a la caverna o consultorio del chamán, debido a que es ahí donde se inician los rituales del Kasama.

Algunos de los adornos se elaboran con mate.

Esos espacios, por lo general, están bajo tierra. Por eso, con una espátula limpian el moho que aparece en las paredes, en el altar y en el piso. Los constructores preparan un bactericida con plantas del bosque, para evitar que el moho aparezca nuevamente.
Las escaleras también se renuevan con madera como caña guadúa o caña agria, debido a que en época de lluvias el piso de tierra se vuelve resbaladizo.

Otro paso importante es podar los jardines y sembrar varios tipos de flores, que representan la abundancia.Las nuevas jardineras deben medir al menos 1 metro de largo y deben sembrarse con semillas que se obtienen en los bosques tsáchilas. “Tienen que ser coloridas y no pueden faltar las orquídeas silvestres rojas, que son un símbolo de protección para la etnia”, señaló el constructor Manuel Calazacón, de Chigüilpe.

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