Una pileta con jardineras se destaca en el ingreso al parque temático. Allí los visitantes reciben una explicación sobre el río Chibunga. Fotos: Cristina Márquez / EL COMERCIO
El diseño de Ricpamba, un parque recreativo de Riobamba, es un homenaje al sistema constructivo Puruhá y a los símbolos de la cosmovisión andina. Está ubicado junto al río Chibunga, en Macají. Se trata de un espacio ideal para aprender sobre los ecosistemas y pasar un momento recreativo en familia.
En el área de cerca de 9 hectáreas hay una edificación patrimonial, una sala de exposiciones de estilo rústico, granjas para animales, invernaderos, jardines amplios, huertos, viveros forestales y réplicas de chozas indígenas.
Todas las infraestructuras, como los baños, cabañas para parrilladas y la sala de exposición, están hechas con ladrillos, cimientos de madera y techos recubiertos con tejas para armonizar con el estilo arquitectónico de la casona patrimonial donde funcionan oficinas públicas del Cabildo. Antaño, esa edificación fue una casa de hacienda y los alrededores estaban llenos de cultivos.
En el parque hay réplicas de las chozas puruhaes.
“Convertimos este espacio en un sitio familiar. La idea es mostrar los diferentes tipos de ecosistemas para que los niños puedan aprender sobre la dinámica de la naturaleza”, cuenta Pablo Abarca, administrador del parque temático.
El parque se construyó en el 2014 y el objetivo del proyecto era dotar a la ciudad de nuevos espacios verdes recreativos. El Cabildo invirtió unos USD 444 000 en la adecuación del sitio, y en los últimos cuatro años se realizaron ampliaciones y otras mejoras.
Muros de piedra decorados con plantas son parte de la fachada y cerramiento del parque. Todos los materiales que usaron para la edificación se eligieron para conservar el equilibrio con la naturaleza.
Un colibrí de páramo decora una fuente y es un símbolo de la cosmovisión andina.
“Evitamos muros de concreto sólido o paredes muy tinturadas porque la idea es recrear una casa de campo y promover el cuidado de la naturaleza”, explica Abarca.
En el interior hay senderos cercados con troncos de madera y con diferentes cuerdas para que los visitantes puedan caminar junto a las jardineras y al río Chibunga.
La sala de exposiciones está diseñada para eventos educativos y charlas. En los muros hay pinturas y maquetas que muestran las montañas de las cordilleras andinas y cerca hay una jardinera donde se pueden mirar plantas de páramo como yaguales (árboles de papel), quishuares y alisos. En esa misma sección hay una réplica de una choza originaria de la cultura Puruhá.
La sala de exposiciones de estilo rústico está hecha de ladrillos vistos y techo de teja.
Las técnicas constructivas son las mismas que antes se usaban para edificar viviendas en el páramo. La choza tiene paredes de bahareque y techo de paja. Dos pequeñas ventanas en los muros laterales y en el interior hay una cocina antigua.
Es que esa sección está dedicada al páramo. Los visitantes pueden aprender sobre el modo de vida de las comunidades y las plantas nativas de la zona.
Uno de los sitios preferidos de los visitantes es una laguna artificial decorada con un colibrí de páramo. El ave tiene sus alas pintadas con las tonalidades de una faja kawiña.
Dos escenarios cubiertos con techos de zinc se construyeron para actividades culturales como conciertos al aire libre o funciones de teatro. El ingreso al parque es gratuito.