Diálogo al apuro

El diálogo al que apuradamente ha llamado el Gobierno frente a las masivas manifestaciones de descontento y hastío de las últimas semanas, tendrá limitadas posibilidades de éxito por múltiples razones.

Entre otras: Porque el oficialismo ha perdido total credibilidad por hechos como enviar el proyecto de impuesto de herencias como urgente, como si en los próximos días habrían de fallecer las personas de mayores fortunas en Ecuador. Porque retirados temporalmente los proyectos, se han mantenido el discurso descalificador y barriobajero y la propaganda oficial que pretende demostrar la conveniencia de tales proyectos.Porque el cuestionamiento social no es solo a esos nuevos impuestos, sino a la concentración deshonesta del poder, a la desinstitucionalización de la República, a la inexistencia de fiscalización efectiva, al enorme gasto público ineficiente, al impúdico aparato de seguridad con el que se cubre desde cualquier funcionario de medio pelo hasta los más altos niveles. Porque es clamorosa la pérdida de la libertad de expresión aherrojada con una Superintendencia de Comunicación que está exclusivamente para defender los apetitos oficiales y mantener sancionados y amenazados a los medios independientes. Porque con el cinismo y prepotencia derivados de 8 años de ejercicio del poder acompañados de un estilo violento, agresivo y descalificador, ahora se atreven a anunciar que solamente dialogarán con los de “buena fe” sabiéndose que serán ellos quienes califiquen esta circunstancia.

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