Apagones e ideologías
Si miramos lo que ocurre en Cuba y en Venezuela, donde se producen apagones de manera constante, y, desde hace mucho tiempo, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de esos países por ocultarlos, nos preguntamos con toda sinceridad: acá en Ecuador se ha publicitado de manera permanente, a propósito de los apagones, unos ataques furibundos a los gobiernos que sucedieron al gobierno de la revolución ciudadana, sobre el nulo accionar respecto a la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica, al mantenimiento de las plantas térmicas de generación.
Me parece que lo que falla es la planificación, desde el principio, el empeño en construir obras faraónicas, con precios exorbitantes, en la misma vertiente donde se compartirá las épocas de estiaje, sin una visión práctica de diversificar las posibilidades de generación en fuentes distintas.
Hago esta reflexión, pues, mientras en Cuba y en Venezuela se ha tornado casi una constante los apagones, y siendo que la revolución ciudadana como movimiento político, nos quería conducir al modelo que estos países practican, la pregunta que surge es: ¿Comparten, además de la ideología, visiones limitadas de lo que significa planificación adecuada y sentido común respecto de los factores adversos que puedan afectar las producciones de energía?
Alcanzo a ver que, como en todo centralismo, la obsesión es deslumbrar con obras faraónicas, sin prestar atención a la calidad de la construcción, ni tampoco, a las posibilidades de fallo y tampoco a los precios que se les cobra. ¿Es eso planificación? O se trata de mera coincidencia que países de similares ideologías enfrenten problemas similares, al menos en el caso de la generación eléctrica.
El conocimiento y la tecnología no tienen ideología, las ideologías, cuando dogmatizan, son las que distorsionan la actividad profesional, obnubilan, enceguecen, y llevan a cometer los errores que viven Cuba, Venezuela y Ecuador.
Lo que estamos viviendo con los apagones, no es cuestión solamente de la falta de acción del gobierno actual (que también ha cometido muchos errores), sino consecuencia de planificaciones anteriores fallidas, mediocres y de presupuestos consumidos con anticipación, sin prever las consecuencias de la disposición de fondos, de manera anticipada, dejando carentes de ingresos a los gobiernos que les sucedieron, para tener los argumentos de criticarlos por la falta de inversión.
José M. Jalil Haas