La vendetta, una moneda
Es inaceptable y decepcionante que personajes políticos a quienes los ciudadanos de buena fe, empezábamos a considerar, hasta hace poco, como una alternativa para sustentar el presente y futuro político del país, se hayan sumado a una causa rebuscada y desestabilizadora -carente de argumentos válidos- que esgrimen los descalificados operadores afines al correísmo, que han hecho costumbre el enjuiciamiento de ministros, por cuya gestión se sienten afectados.
El trabajo que realiza la ministra Mónica Palencia en el Gobierno actual, es fundamental porque demuestra su capacidad y dotes para desempeñar con valentía, seriedad y objetividad dicha cartera, toda vez que maneja con éxito temas sensibles e importantes relacionados con la seguridad y la gobernabilidad. Pero, la oposición, dominada por el prófugo prontuariado, cree lucirse apoyando su enjuiciamiento -aberrante despropósito, en este caso- usando como portavoz a una asambleísta impresentable por su carencia de los más elementales atributos para enfrentar a una ministra que se merece todo respeto.
Desde la cárcel y allende los mares, los dueños de esta repulsiva agrupación han resuelto no perdonar que dicha ministra haya ordenado la extracción y apresamiento de un delincuente común desde la embajada mexicana, acto sobre el cual, la comunidad nacional e internacional ha expresado su conformidad, con excepción de unos pocos países alineados con el caos, la impunidad y el narco.
Tomar una revancha contra el Gobierno, sin que importen los intereses del país, desnuda la falta de coherencia política y compromiso con el objetivo nacional: engrandecer y preservar nuestra nación. Quienes han tomado el camino de apoyar esta vendetta, que no Construye si no deconstruye la democracia, llevan a hacerse la inevitable pregunta: ¿a cambio de qué?, pues parecería que han firmado la proscripción política de su partido y han quedado marcados en la arena política ecuatoriana.
Leonardo Cueva Piedra