Démosle la vuelta al Municipio de Quito
‘El poder tributario en relación con las tasas y contribuciones especiales corresponde a los gobiernos autónomos descentralizados, quienes actuarán mediante ordenanzas’ (A. Aguirre, 2024). Con relación a la contribución especial de mejora, los municipios podrían recuperar su inversión a través de cobrar, según el área de influencia, como determinó la Ordenanza 92 para el caso de Quito, los valores por la obra que la Empresa de Obras Públicas construya. El resto se recupera a través de las tasas de recolección de basura, agua potable, electricidad, etc. El gasto corriente en sueldos, gasto de oficinas, etc. podría reducirse al mínimo si los propios barrios supervisan a los 20 mil empleados y trabajadores poli funcionados trabajando en los mismos barrios donde los servidores públicos viven -sin gastos de oficina ni ‘tiempos muertos de transportación’, y coordinando con la oficina central del Municipio, que manejaría transparentemente indicadores de gestión, y el remanente sería dedicado a inversión priorizada por cada barrio. El mínimo de plantilla podría estar en oficina para elaborar términos de referencia para los distintos contratos para obras grandes, y realizar todo el proceso de contratación y fiscalización, así como la unidad administrativa financiera, de tecnologías de la información, jurídico y concejales -que deberían ser como coordinadores de fiscalización en los sectores que los eligieron. Así, lograremos un día que nuestro dinero no sea dispendiado en artistas internacionales -recordemos el millón de dólares que un alcalde pagó, o, como ahora, los 421 mil dólares destinados a una exposición que duró 4 días (M. Rosero, 2024), o los 30 mil dólares que pagan por cada instalación de ‘sonido’, en lugar de cada barrio tener su propio sonido por ejemplo. Es hora de darle la vuelta al Municipio a través de la estrategia de territorializar a los empleados, de entregar a los barrios el presupuesto de inversión que quede después del presupuesto comprometido para las obras de beneficio para toda la ciudad. Los recursos públicos deben cuidarse ‘como si la plata fuera de uno’. Sí, se puede ser ejemplo para el resto de municipios del país. El de Cuenca lleva la delantera en muchas cosas: el alcalde se planteó, y su gestión es fiscalizada por la ciudad en su más de una centena de objetivos planteados. Se siente el liderazgo del alcalde en esa ciudad. Felicitaciones. En Quito, seguimos con 32 años de lo mismo.
Diego Fabián Valdivieso Anda
TICs en Ecuador: avances y desafíos
El panorama de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en Ecuador, julio de 2024, muestra avances significativos, pero también desafíos persistentes. Con un 66% de los hogares con acceso a internet, el país ha mejorado respecto a años anteriores, aunque la brecha entre áreas urbanas y rurales sigue siendo notable.
En las zonas urbanas, el acceso a internet alcanza el 73,6%, mientras que en las áreas rurales se reduce a solo 34%. Esta diferencia resalta la necesidad de políticas que aseguren un acceso equitativo a la tecnología, fundamental para el desarrollo social y económico del país. El 33,2% de los hogares ecuatorianos carece de computadoras o dispositivos similares. En contraste, el 51,4% de los hogares urbanos tiene acceso a computadoras. Esta disparidad indica que aún hay un largo camino por recorrer para garantizar que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de las TIC.
Aproximadamente el 81,1% de la población de 5 años y más utiliza internet. Sin embargo, este porcentaje varía significativamente entre áreas urbanas y rurales. La alfabetización digital es crucial para asegurar que todos puedan aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen las TIC. En 2024, el 57,7% de la población tiene un teléfono inteligente. Este dato es alentador, ya que los teléfonos inteligentes son herramientas clave para acceder a información y servicios digitales. Sin embargo, la penetración es menor en áreas rurales, donde solo el 42% cuenta con este tipo de dispositivos.
El analfabetismo digital afecta al 5,4% de la población. Esta cifra subraya la necesidad urgente de programas educativos que no solo enseñen habilidades básicas, sino que también capaciten a las personas en el uso efectivo de tecnologías. La educación es esencial para cerrar esta brecha.
Las TIC en Ecuador han avanzado, pero persisten desafíos significativos. La desigualdad en el acceso y el analfabetismo digital son barreras que deben ser superadas para lograr un desarrollo inclusivo. Invertir en educación y tecnología es fundamental para construir un futuro más equitativo y próspero para todos los ecuatorianos.
Roberto Camana-Fiallos