La copa menstrual es un producto que se introduce en el interior de la vagina para que recoja el flujo menstrual. Foto: Wikimedia
Una mujer promedio menstrúa cerca de 30 años de su vida. Esto implica la búsqueda de una serie de alternativas para proteger su ropa interior. Las toallas desechables y, en menor cantidad, las de tela y los tampones, son las opciones más demandadas por las clientes.
Sin embargo, en los últimos cinco años apareció en el mercado la denominada copa menstrual, que es un producto intravaginal.
Similar a un vaso de cristal, la copa se introduce en el interior de la vagina para que recoja el flujo menstrual. El contenido puede quedarse en su interior durante 12 horas aproximadamente, por lo que no es necesario un cambio continuo – así como ocurre con las toallas higiénicas desechables o los tampones-.
Durante el periodo menstrual, una mujer ocupa unas 20 toallas sanitarias. Cada funda de 10 unidades está en USD 2 aproximadamente. Si el flujo es abundante se gastará, al menos, USD 4 y al año se destinará un aproximado de USD 48.
Mientras que el costo de una copa alcanza los USD 35; tomando en cuenta que la vida útil es de 15 años. Este es uno de los beneficios de este producto, según Paulina Pita, quien lo usa hace dos años. A ella le fascina la opción.
Antes de usar las copas, la joven compraba tampones a un costo de USD 6 mensuales, es decir, USD 72 al año. Cuando cambió de producto tuvo un ahorro de USD 37 y aún tiene el insumo en sus manos.
Los resultados en su salud y en su vida fueron los dos motivantes para comercializarlos. Comenzó con la venta de dos copas al mes. Actualmente ya comercializa unas 20. “La venta ha crecido porque cada vez hay más información sobre sus beneficios”.
En esto coincide Diana Escandón, quien es otra usuaria y vendedora de unas copas importadas desde República Checa.
Hace cuatro años, Escandón buscó una alternativa adicional a las toallas higiénicas y a los tampones. Sus constantes infecciones hicieron que opté por las ‘copitas’. Hoy en día, asegura, ya no tiene esos problemas. “A veces ni se siente cuando llevas puesto el producto. Lo uso no solo por la economía sino por la salud”.
Las copas se cambian según el flujo de la mujer; puede darse cada cuatro, seis o 12 horas.
El cuidado de este producto de silicona hipoalergénica es sencillo. Para la limpieza, la usuaria debe introducirla en agua hirviendo y dejarla durante cinco o 10 minutos. Este proceso hay que hacerlo antes y después de su uso.
El impacto ambiental, también, es otro de los beneficios de las copas menstruales. Susana Cortez, una chilena que comercializa este producto en Quito, explicó que se evita comprar toallas de plástico cada mes, por lo que representa una alternativa positiva para la naturaleza.
Las copas menstruales deben ser usadas con un límite, recomendó Rubén Bucheli, de la Sociedad de Ginecólogos de Pichincha. “Hay que usarse por momentos. Todo lo que se vuelve un hábito es malo”.
Para él, el uso de este producto tiene una parte positiva y otra negativa. La primera es la salida de la sangre de forma natural. Pero lo negativo es que la menstruación no solo es el flujo de sangre producto de la descamación del endometrio sino implica la salida de toxinas.
“Si las toxinas se quedan en el interior durante horas suben a la cavidad uterina o a la pélvica y podría producir inflamación pélvica, infecciones y otras enfermedades”.
El médico ginecólogo, además, sostuvo que, en los últimos años, el número de mujeres que usan este producto ha crecido. Esto responde a que es un producto novedoso.