“Papi, yo te entiendo”, le dijo su hijo. Aunque apenas se ven, sabe que su padre lo da todo entre turnos y tráfico. En Quito, muchos padres no marcan tarjeta. Tampoco tienen aguinaldos, seguro o descanso los fines de semana. Ellos manejan bajo la lluvia, revisan mapas en el celular y dependen de un algoritmo para saber cuánto ganarán. Son los padres de la ‘gig economy’. En el Día del Padre, su historia es también la de una paternidad fragmentada entre turnos variables, sueños a plazos y tiempo medido por entregas.
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¿Por qué debes saber sobre este tema?
La ‘gig economy’ se ha vuelto parte del paisaje laboral de Quito. Miles de hombres combinan empleos en plataformas como Uber, Pedidos Ya o Tipti con la crianza. No tienen un modelo de paternidad tradicional. Tampoco rutinas. Pero sí una meta: estar presentes, aunque sea entre entregas y horarios flotantes. Sus testimonios dibujan la realidad de una generación de padres que intenta sostener el hogar en un país donde el subempleo afecta a casi uno de cada cuatro hombres.
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La escena clave: Tres papás que lo dan todo
Miguel Lasluisa (33 años) trabaja 12 horas al día, en Pedidos Ya. Desayuna con su hija y esposa y las lleva a la escuela y al trabajo. Luego se sube a su moto. A mediodía pausa para recoger a su hija y vuelve a salir. Gasta 5 dólares diarios en gasolina y busca hacer al menos 40 dólares cada jornada. “Este trabajo tiene sus riesgos, es peligroso. Al inicio en un mes me mordieron tres perros”. Aun así, logró comprarse un terreno y una casa. A su hijo mayor, de su primer matrimonio, lo ve los fines de semana y feriados. “A veces me ha dicho: ‘Quiero pasar un día contigo’, y lo llevé. Se dio cuenta que es duro”.
Jhony Caluguillín tiene dos trabajos. De día, hace limpieza en un almacén; de noche, reparte en Uber. Todo por 470 dólares de sueldo fijo más los ingresos variables que dependen del clima, el tráfico y la demanda. Es papá de un niño de 11 años a quien apenas ve por las restricciones que impone su exesposa. “Así sean minutos, para mí es valioso el tiempo que lo puedo ver”. Tras una depresión causada tras el divorcio, ahora vive con el sueño de que su hijo le diga un día: “Papá, soy un profesional”.
Renato Neira (34 años) comenzó como Uber y luego pasó a delivery en Tipti. En jornadas de nueve horas diarias y dos fines de semanas al mes hacía unos 600 dólares. En cinco años fue creciendo hasta que actualmente es supervisor nacional. Su ingreso se triplicó. “Como delivery podía organizar mejor mi tiempo. Hoy, aunque tengo horarios más fijos, sigo priorizando el tiempo de calidad con mis hijos”. Es papá de tres, una de 17 años, otro de 7 y una nena de año y cinco meses. Admite que cuando sus hijos le preguntan ‘¿a qué hora llegas?’, es honesto. Ofrece lo que puede cumplir y trata de estar presente en todas sus actividades. Es de los que cree que esforzarse al 200% da resultados y esto enseña a sus hijos.
Lo que hay detrás de estos papás
La paternidad en la economía digital no sigue guiones fijos. Hay deliverys con seguros voluntarios, como Miguel Lasluisa, freelancers con metas de ingreso diario, y casos como Renato Neira, quien arrancó en Uber, creció en Tipti y ahora lidera equipos como supervisor nacional. No se trata de informalidad absoluta, sino de trabajos donde la flexibilidad tiene un costo: menos tiempo en casa, ingresos variables y una carga emocional constante.
¿Cómo llegaron hasta aquí estos padres?
Tras la pandemia, miles ingresaron a las plataformas digitales por necesidad. Miguel dejó un trabajo como conductor en el que no veía a su familia. Jhony buscó ingresos extra para sostenerse. Renato encontró en Tipti una oportunidad de crecimiento real. En Ecuador, 47,6% de los subempleados son independientes. Muchos ven en estas plataformas una salida.
La verdad de los datos
- Ecuador tiene 2,5 millones de padres, según el Censo 2022.
- 166 208 están desocupados y 362 334 fuera de la fuerza laboral.
- En abril de 2025, el subempleo en hombres alcanzó el 23,8%.
- De los subempleados, casi la mitad son independientes.
- El promedio de horas trabajadas por los hombres: 35 horas semanales, aunque muchos deliverys trabajan más.
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Claves para entenderlo
- La ‘gig economy’ no es una opción sencilla ni informal en todos los casos: hay quienes voluntariamente se afilian al IESS.
- Ser “tu propio jefe” muchas veces significa vivir sin red de apoyo institucional.
- La paternidad se reinventa: tiempo de calidad, no cantidad, es el nuevo ideal.
El dato que sorprende
En un país donde la figura del padre proveedor tradicional se mantiene, estos papás están presentes de forma intermitente. Muchos hijos entienden, como el niño de Jhony: “Papi, yo te entiendo”. Lo dicen sin resentimiento, aunque con la ausencia clavada en la rutina. Miguel tiene la satisfacción de haber comprado un terreno y construido con su esposa una casita: “Mis hijos tienen su habitación”. En ambos casos sus hijos son conscientes de la dureza de este trabajo.
Lo que viene
Miguel planea dejar la moto y comprar un auto para trabajar en Uber. Jhony sueña con dejar de arrendar. Renato educa a sus hijos en la ética del esfuerzo y tiempo de calidad. Tres vidas, una certeza: estar presentes, incluso, cuando las circunstancias están en contra.