El nuevo año escolar en la Costa marcará un cambio en el modelo educativo. Las reformas anunciadas por el Ministerio de Educación apuntan al fortalecimiento de habilidades que tenían notas rojas y que empeoraron con la pandemia.
Pero también se trabaja en una reforma curricular que fortalecerá el aprendizaje de valores para una convivencia pacífica y nuevas formas de bachillerato, incluso con opción de adelantar materias universitarias.
El retorno a clases está programado desde el 24 de abril del 2023. Desde esa fecha se pondrán en marcha los cambios impulsados por el reglamento general de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) reformada, que se publicó el pasado 22 de febrero.
Los estudiantes tendrán un nuevo modelo de evaluación. El objetivo, según explica la ministra María Brown, no será simplemente la nota, sino los resultados de aprendizaje. Por eso se eliminan los exámenes remediales y de gracia, y se incorporan distintas formas de evaluación a lo largo del año.
Eso será posible por el modelo trimestral, que se retoma. La idea, según indica la ministra, es tener un seguimiento más cercano de las falencias e implementar, de manera oportuna, programas de nivelación y mejora.
Vía libre a modelos educativos
El nuevo reglamento de la LOEI da vía libre a la selección de modelos educativos. Brown explica que esto no es del todo nuevo, porque algunos colegios particulares internacionales ya aplicaban modelos ajustados a cronogramas escolares de otros países.
Ahora la opción se amplía para más planteles particulares, fiscomisionales, municipales, incluso algunos fiscales que, por ejemplo, continuarán con el programa BI.
De vuelta a los trimestres
El modelo quimestral ya no se aplicará. El Ministerio de Educación decidió retomar la organización trimestral para los establecimientos del sector público.
“El objetivo es poder tener resultados de evaluaciones intermedias más frecuentes”, dice Brown. La ministra explica que la organización quimestral ponía todo el peso en dos evaluaciones: una a mitad de año y otra al finalizar. Esto, según dice, impidió hacer mejoras de manera continua.
“Al volver al trimestre se tendrá un primer corte de evaluación, más temprano, para conocer qué estudiantes están dentro de los niveles de aprendizaje esperados y quiénes están presentando problemas”. Con esos resultados, dice Brown, se podrá adelantar las nivelaciones, sin necesidad de procesos de recuperación de notas.
Vuelven los supletorios
Ya no se hablará solo de pruebas estandarizadas. El nuevo reglamento general de la LOEI habla de evaluaciones intermedias y supletorias.
“No buscamos un modelo de evaluación solo sumativo, de pruebas estandarizadas, sino un sistema de evaluación permanente que utilice múltiples mecanismos para conocer más a fondo cuál es el nivel de aprendizaje”, indica Brown.
Un examen estandarizado, según la ministra, no siempre es la mejor manera de evaluar los aprendizajes. Esto porque los estudiantes tienen distintas formas de aprender; algunos son más visuales, otros más auditivos…
“Si tenemos diversidad de evaluaciones podemos conocer de mejor manera el desempeño y diseñar mecanismos de nivelación y recuperación a lo largo del año”, dice Brown.
Los exámenes remediales y de gracia se suspenden. El objetivo es que no se lleven el mayor peso de la calificación total.
Rezago de la pandemia
La ministra reconoce que aún no se logra superar el rezago de la pandemia de covid-19. “La mejoría ha sido muy paulatina. Aún hay una enorme deficiencia en áreas esenciales, como la comprensión lectora y el pensamiento lógico matemático”.
En el 2018, antes de la emergencia sanitaria, algunas evaluaciones internacionales daban alertas. Según la prueba PISA, el 49% de los estudiantes que en ese entonces tenía 15 años tuvo un nivel mínimo de competencia lectora y el 29% un nivel mínimo de competencias matemáticas. Estas habilidades son básicas.
“Tenemos que plantear una reforma -dice Brown-. Está claro que no hemos tenido el resultado deseado y por eso hemos planteado este proceso de transformación educativa”.
La transformación de la que habla Brown parte de una reforma curricular que está en marcha. Su enfoque es fortalecer las habilidades de compresión lectora y matemática, que se deberían dominar en cuarto de básica.
También incorporará otras habilidades esenciales para estos tiempos, como educación financiera, aprendizaje de valores para una convivencia pacífica, resolución de problemas y desarrollo sostenible.
“Por ejemplo, sabemos que no es necesario memorizar muchos datos, porque la información hoy está disponible en Internet. Es necesario desarrollar las habilidades para saber encontrar y utilizar esa información para resolver problemas”. La reforma curricular estará lista a final del 2023.
Cambios en el bachillerato
El bachillerato también pasa por una reforma. Por ahora se analiza las competencias y destrezas que son básicas para las distintas figuras profesionales. Por ejemplo, se impulsará la educación financiera y el emprendimiento.
En cuanto a los tipos de bachillerato, las figuras técnico industrial, agropecuario, artístico y deportivo se mantendrán. Y se creará figuras científico-humanísticas.
La ministra indica que los estudiantes tendrán la opción de tener una orientación vocacional desde la básica superior y luego podrán elegir algunas asignaturas de especialización que les permitan obtener herramientas más específicas.
“Los estudiantes, eventualmente, podrá tomar materias en universidades o institutos superiores, que luego les sirvan como créditos y así saber qué van a estudiar una vez que apliquen a una carrera”. La meta es disminuir la deserción.
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