El futbolista Pedro Pablo Perlaza y Juan Carlos Morales, quienes habían sido secuestrados en Esmeraldas, fueron liberados por la Policía Nacional durante el miércoles 4 de diciembre del 2024. Después de aquel hecho, el jugador relató cómo lo vivió y cuál fue su experiencia.
A partir del domingo 1 de diciembre del 2024, de acuerdo a versiones de la familia de Perlaza hacia las autoridades, este abandonó su domicilio y no lo volvieron a ver. A raíz del hecho, fuentes policiales habían mencionado a EL COMERCIO que al día siguiente se recibió la alerta del secuestro del jugador.
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Para la búsqueda de Pedro Pablo Perlaza y su acompañante, el caso se dirigió hacia la Unidad Antisecuestros y Extorsión (UNASE). Asimismo, se movilizaron efectivos y se dio paso a investigaciones para dar con el paradero de los involucrados.
Una vez que se conoció dónde se encontraba el jugador, la Policía se dirigió hacia Tasache, sector en Atacames. Allí, las víctimas estaban cautivas en una vivienda situada en una zona rural.
Cuando los uniformados llegaron al punto mencionado, estos fueron recibidos de manera hostil y hubo fuego cruzado. Finalmente, estos dieron con Perlaza y Morales y los trasladaron para entregarlos a sus familias.
La experiencia de Pedro Pablo Perlaza
El lateral derecho, que durante este 2024 defendió la casaca de Delfín en la Liga Pro, conversó con los medios de comunicación al momento en que se reencontró con sus afectos. Allí, este se mostró conmovido por haber podido regresar y a punto de quebrarse.
“Sacarnos de donde estábamos, con decirte que eran más de 15 montañas, es algo de volver a vivir. Le agradezco a la Policía Nacional y la Unase”, señaló, para luego excusarse con los presentes por su reacción.
Perlaza también manifestó que había sido torturado y que aquello se evidenciaba en el estado en el que se encontraban. Pese a ello, ponderó por sobre todo el haber salido con vida de aquella situación y luego se retiró.
¿Cuál era el estado de Pedro Pablo Perlaza?
Pedro Pablo Perlaza lucía una bermuda, una camiseta y sandalias. Estas se encontraban percudidas y manchadas de tierra, así como derruidas debido a la etapa de cautiverio que vivió.
El futbolista, además, presentó laceraciones en su rostro, a la altura de la ceja. Asimismo, al momento en el que se lo encontró, este yacía sobre una hoja en un piso de madera de la vivienda en la que lo mantenían.