El título de este artículo corresponde a una frase del discurso pronunciado por el presidente Daniel Noboa en la Asamblea Nacional el sábado 24 de mayo, en su posesión y juramento. La frase define el relevo generacional que se ha producido. Los nuevos liderazgos que acompañan al presidente: la vicepresidenta de la República, María José Pinto; Niels Olsen que preside la asamblea, y las vicepresidentas Mishel Mancheno y Carmen Tiupul. Cuando Rafael Correa fanfarroneada de su juventud, tenían un promedio de 18 años de edad. Hoy el caudillo fugitivo, desde su oscurecida y perturbada algazara, actúa fuera de lo normal. Está en delirio.
Noboa habló con fluidez argumentativa. Sus expresiones estuvieron alejadas del lenguaje ponzoñoso del rencor. Convidó a la esperanza al afirmar «que lo que está por venir nos pertenece a todos». Habló de la patria saqueada, corrompida y secuestrada. Dibujó una penosa situación percibida por la ciudadanía, que evitó el regreso de la organización política vinculada a la corrupción y a las estructuras criminales.
Refrescó nuestra memoria al recordar al régimen que perseguía a las personas con saña y maldad. A su padre, Álvaro Noboa, el régimen autoritario le confiscó su hacienda La Clementina, fecunda en trabajo, producción y exportación, para destruirla, reduciéndola a sitio de acopio de cocaína y pista para las avionetas de las mafias. Al padre de la actual vicepresidenta, Mauricio Pinto, el régimen del resentimiento social lo persiguió y hostigo, ¿Algún delito? Ninguno. Sólo ser un emprendedor y empresario exitoso de tercera generación. Los «pelucones», a quienes se debía odiar. Pinto se vio obligado a trasladar su empresa textil al Perú. El caudillo dijo: «Que le vaya bonito». Al igual que empresas extranjeras burladas y que ahora han ganado litigios en instancias internacionales.
En su mensaje, el presidente Noboa fue firme y terminante en cuanto al entramado de la economía criminal con armamento sofisticado, y toda su estructura mafiosa dispuesta a destruir el Estado. «Este país no le pertenece a las mafias» lo dijo con energía. Expresó su admiración a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, calificándolas como el escudo del país. Aquí cobra vigencia lo que escribió el filósofo y jurista alemán Hermann Heller: «EL Estado es esa autoridad dotada del monopolio de la violencia legítima que decide y defiende el orden social, lo establece y lo asegura». Vivimos un antes y un después. Antes, el poder coludido con el crimen y la mafia. Ahora, el después: construir la armonía y una vida mejor para todos.