El teléfono fijo que tiene Beatriz Ledesma en su departamento suena una vez al día. Su madre, Hilda Espín, quien vive en Santa Fe, provincia de Bolívar, la llama a las 09:00 para saber cómo se encuentra. De paso conversa con sus dos nietos: Danielito y Fernanda.
Ledesma es asesora contable y para ella el celular es su herramienta de trabajo. Entre risas cuenta que su madre no es amiga de los celulares y por eso se comunican por el teléfono fijo.
Asimismo, Mayra Jara administradora de empresas dice que levanta el auricular de su teléfono para reportar un daño en su servicio de Internet, hacer pedidos de comida a domicilio, reservaciones en un hotel cuando viaja fuera de la ciudad, etc. Ella mantiene la línea porque al cambiarse de casa en el sur de Quito, hace tres años, ya existía dicha conexión.
Ella sabe que para cancelar el servicio telefónico necesita la cédula del dueño de casa y su autorización. Para evitarse el trámite prefiere pagar el consumo básico. Aunque señala que hay momentos en que el teléfono fijo le auxilia en alguna emergencia, sobre todo cuando la conexión entre celulares es baja. Con una sonrisa comenta que por falta de costumbre suele marcar primero el código local, luego debe colgar el auricular y volver a marcar.
Jonathan Aguilera, estudiante, es el único que utiliza el teléfono fijo en su casa. Sus padres trabajan, así que aprovecha esa ‘soledad’ para hacer llamadas a sus amigas. Pues no dispone de mucho dinero para comprar minutos de forma regular. “Mi papá me compra una recarga de USD10 cada mes, eso no me alcanza y debo usar el fijo”.
El uso del teléfono fijo es cada vez menor y eso lo siente la empresa estatal en sus finanzas. Hace cuatro años, los ingresos por usuario eran de USD 23, en promedio y hoy llegan a USD 17.
“Tenemos 1,7 millones de usuarios, por eso el impacto económico es fuerte”, dice César Regalado, gerente de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones.
Héctor Moya, subsecretario de del Ministerio de Telecomunicaciones (Mintel), señala que eso también ocurre a escala mundial. La pregunta, dice, es conocer a dónde está yendo el consumo de la población. La respuesta se conoce desde hace una década, cuando comenzó a dispararse la utilización de móviles para realizar llamadas. Y ahora ha tomado fuerza o para acceder a Internet.
Según las estadísticas del Mintel, actualmente existen 108 líneas móviles por cada 100 habitantes. Hasta marzo se registraron 3,3 millones de usuarios de Internet, lo que significa que un 30% de la población tiene este servicio.
La oferta de telefonía fija se concentra en siete empresas. La mayor parte del mercado está en manos del Estado, a través de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones.
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Punto de vista
Sebastián Cabello/ Director GSMA Latinoamérica
‘La línea fija es para Internet’
Las nuevas generaciones no piden telefonía fija y su uso está estancado. Por eso las operadoras generan valor agregado o le dan sostenimiento en el corto plazo ofreciendo Internet. Un ejemplo de eso es que sobre la misma red se prestan otros servicios como acceso a banda ancha. Así, hay lugares donde no hay telefonía fija pero si acceso a Internet. Es una tendencia mundial.