Muchas veces se critica que la mayor parte de las remesas que llega a los países latinoamericanos se dirige al consumo.
María Luisa Hayem, consultora de la Unidad de Acceso al Financiamiento del Fondo Multilateral de Inveriosnes (Fomin), se pregunta si en los países receptores de remesas se están tomando en cuenta esos flujos para otorgar créditos para emprendimientos u otras inversiones.
Y la respuesta es que el esfuerzo no es suficiente, pues “solo el 20% de quienes reciben remesas en América Latina ahorra en una cuenta bancaria. El 80% restante está perdiendo los beneficios que ofrece el acceso a los servicios financieros”.
El Fomin destaca que el entorno regulatorio juega un rol fundamental, tanto en el pago de remesas como en la provisión de productos y servicios financieros vinculados a esos recursos.
Asimismo, una apropiada gestión de la liquidez es clave para los intermediarios que entregan las remesas y a su vez las vinculen a otros productos.
Los intermediarios financieros deben tener en cuenta el entorno cambiante de las remesas, tanto en cuanto a los flujos, como los mecanismos de transferencia y distribución.
Según Hayem, en el desarrollo de productos y servicios financieros se deben de tomar en cuenta tanto las preferencias y necesidades de los receptores como de los emisores de remesas. “Esto puede incluso contribuir al incremento de remesas enviadas, tal como se demuestra en el documento Remesas y el problema de control: un experimento de campo entre migrantes de El Salvador.
La tecnología es un componente crítico en los servicios de transferencia de remesas y esta debe de actualizarse. Es además importante contar con sistemas de gestión de información.
El flujo de remesas que ingresó al Ecuador durante el año pasado alcanzó USD 2 324 millones, un 6,9% menos que el registrado el año previo. Eso significó una merma de USD 1 71 4 millones, según el Banco Central.