Una preocupación latente es la legalidad o no del anonimato; es decir, sobre la decisión de ocultar la identidad de manera explícita o simulada. Y más aún cuando se ha postulado el anonimato en Internet como un nuevo derecho humano de la cuarta generación.
Para la Real Academia Española, el anonimato “consiste en el carácter o condición de anónimo o, en otros términos, que no lleva el nombre de su autor”. Proviene del prefijo ‘a’ = ‘sin’ y ‘nombre’. Según el origen etimológico, el anonimato sugiere la identificación desconocida de una persona o entidad. El antónimo del vocablo anonimato es la identidad del titular.
Esta definición es importante para evaluar qué tan relevante es el anonimato ejercido en los procedimientos judiciales, en las redes sociales y los medios de comunicación. Por ese motivo es apropiado ubicar los derechos que entrarían en coalición cuando opera el anonimato.
La máscara del anonimato
Un típico ejemplo -en el ámbito jurídico– es el caso de una persona que utiliza el anonimato para denunciar una situación ilegal, que afectaría al derecho a la libre expresión y que, de no ser ejercido tras la máscara del anonimato, su persona y su familia podrían estar en peligro, y amenazado el derecho a la vida. Este recurso -si es usado de manera adecuada- podría ser útil; de lo contrario, será un arma destructora de la honra de las personas e instituciones, cuando la información es falsa.
Anonimato y privacidad
El uso de la Internet actualiza las diferencias entre el anonimato y la privacidad. Una de ellas interpreta el anonimato como contrario al derecho de privacidad, que tenemos todas las personas y organizaciones. Surge, entonces, la figura de la mala fe -conocida como una actitud fraudulenta o de engaño, con el objetivo de perjudicar a alguien-. En tanto, la privacidad hace referencia a la garantía de la información personal debido a conexiones y publicaciones en línea.
En este sentido nadie puede ser obligado o chantajeado a revelar información privada (correos, claves, direcciones, teléfonos, datos, cuentas). Es muy común la suplantación de identidades -con amenazas y extorsiones- en nombre de supuestas operadoras de Internet, por lo que hay que estar atentos, por seguridad personal. También, el ciberacoso, a través de las redes sociales, a niños y adolescentes que chatean con personas desconocidas.
Un motivo de alarma para proteger a toda la sociedad es el uso descalificado del anonimato en Internet para promover el terrorismo.
Manual de Convivencia Digital
Es importante discernir sobre la importancia de la privacidad y el anonimato en los predios escolares y familiares. Los seres humanos -proclives a nuevas formas de violencia- afrontamos nuevas amenazas. Una de ellas es el anonimato que disfraza actitudes maliciosas, porque inventa conexiones para propagar noticias falsas, mentiras piadosas y engaños para torcer voluntades, agredir y obtener beneficios ilegales.
La verdad debe ser enseñada mediante casos, ejercicios y debates que entrecrucen la Lógica y la Ética. Porque la ingenuidad, en ocasiones, cobra alto precio. Estos temas deben tratarse en el sistema educativo de manera explícita y con carácter preventivo. Un mecanismo concreto es construir o actualizar un Manual de Convivencia Digital, con el cual la comunidad educativa pueda guiarse para afrontar estos conflictos.