Una vez que ha concluido el periodo de clases en el régimen Sierra-Amazonía, los jóvenes que terminan el tercer año de bachillerato se enfrentan a la decisión de qué hacer con su vida en lo sucesivo. En este punto, muchos de ellos se plantean continuar con sus estudios en el sistema de educación superior ecuatoriano, tanto público como privado. Según datos de la SENESCYT, dentro del sistema público, actualmente existen 31 universidades y escuelas politécnicas, y 55 institutos técnicos y tecnológicos. En el sistema privado, existen 26 universidades y 98 institutos superiores.
Cuando un estudiante desea acceder a la educación superior pública ecuatoriana, debe pasar por un proceso de varias fases. En la primera, debe completar un registro nacional. En una fase intermedia, se da la asignación de cupos, y el proceso termina con la matriculación de los estudiantes en la carrera que seleccionaron y para la cual fueron admitidos.
Según datos de la SENESCYT, en el segundo semestre de 2023, se registraron aproximadamente 415,000 postulaciones en la primera fase, y se asignaron 146,000 cupos. Esta cifra corresponde a menos del 50% de los registros en la primera fase del proceso. Por su parte, en el primer semestre de 2024, la misma entidad reportó haber recibido aproximadamente 400,000 registros, para los cuales había 120,000 cupos disponibles, lo que nuevamente corresponde a menos del 50% del total de registros de la primera fase. Es importante considerar que algunos de los estudiantes que no lograron ingresar al sistema de educación superior público probablemente accedieron al sistema de educación superior privado. Sin embargo, dado que el sistema de educación superior público ecuatoriano es más grande que el privado, en cuanto a universidades y escuelas politécnicas, se puede ver claramente que hay un número importante de bachilleres que se quedan sin acceder a la educación superior en Ecuador.
Con estos datos sobre la mesa, la gran pregunta es: ¿qué pasa con un bachiller que no logra acceder a la educación superior en Ecuador? Lamentablemente, no existen datos concretos para responder con certeza a esta pregunta. Una de las posibilidades es que los bachilleres que no logran acceder a la educación superior deban emplearse en alguna actividad económica, donde con frecuencia el trabajo no es a tiempo completo y la remuneración es menor o, a lo sumo, igual que un sueldo básico. En estas actividades, la mayor parte de los jóvenes deben aprender, por sus propios medios, a realizar las tareas que les son asignadas. Lamentablemente, en Ecuador son pocos los espacios donde los jóvenes pueden aprender oficios y tareas que los conviertan en mano de obra calificada para mejorar sus ingresos económicos y condición de vida. En otros casos, los bachilleres, con el apoyo de sus padres, deben esperar pacientemente para aplicar nuevamente a la siguiente convocatoria para acceder al sistema de educación superior pública. Desafortunadamente, una tercera posibilidad es que algunos jóvenes terminen siendo presa de vicios o actividades ilícitas.
Como podemos darnos cuenta, en Ecuador, no acceder a la educación superior es, en la inmensa mayoría de casos, una condena a tener condiciones de vida bastante limitadas. Esta realidad no es ajena a los jóvenes y, justamente, es una de las razones por las cuales acceder a la educación superior en Ecuador se ha convertido en un aspecto extremadamente importante. En Ecuador, un título universitario es una especie de pasaporte que aumenta significativamente las probabilidades de conseguir un empleo adecuado. Sin embargo, en esta parte surge la pregunta: ¿los bachilleres que ingresan a la educación superior en Ecuador lo hacen por vocación o simplemente por necesidad? Si lo hacen por vocación y necesidad, está muy bien: en el transcurso de sus carreras, de seguro, se esforzarán no solo por aprobar las materias y obtener un título, sino también aprenderán y así serán competentes en el ejercicio de su profesión.
Ahora, ¿qué pasa con los bachilleres que acceden a la universidad simplemente por necesidad? Nuevamente, responder a esta pregunta es muy complicado, pues existe un gran número de posibilidades. Sin embargo, quizá en esta parte podamos encontrar una de las múltiples causas de la deserción estudiantil a nivel superior en Ecuador. Otra posibilidad es que los estudiantes que no están convencidos de lo que estudian logran graduarse, pero por su falta de vocación, terminan con capacidades limitadas para el ejercicio de su profesión y, en algunos casos, se convierten en profesionales mediocres.
En conclusión, en Ecuador debemos ofrecer a nuestros bachilleres algo más que únicamente la posibilidad de acceder a la educación superior. Esto porque en el país, aparte de médicos, abogados, ingenieros, licenciados, técnicos o tecnólogos, también necesitamos carpinteros, zapateros, plomeros, pintores, cerrajeros, choferes, entre otros. Los bachilleres que no acceden por voluntad, o porque no tienen las aptitudes o capacidades para la educación superior, merecen tener una oportunidad seria de aprender un oficio que les permita acceder a una buena condición de vida. De lo contrario, acceder a la universidad será la panacea, y no hacerlo será una condena de por vida.