Durante décadas, los países de América Central han soportado el pesado impacto que tiene sobre su istmo fenómenos climáticos extremos, como sequías o huracanes. Ahora, seis de ellos demandan que el planeta entero reconozca su vulnerabilidad climática.
Una iniciativa nacida desde la sociedad civil centroamericana busca que se oficialice en el nuevo tratado universal y vinculante que la región es vulnerable al cambio climático, una distinción que actualmente es asignada a los pequeños estados insulares y los llamados países menos adelantados.
En las negociaciones climáticas celebradas en la ciudad alemana de Bonn, la propuesta encontró el camino hasta el borrador del esperado Acuerdo de París. De aprobarse, el istmo centroamericano podría tener prioridad al asignar financiamiento climático para medidas de adaptación, algo crucial para la región.
“Nosotros desde la sociedad civil –y me atrevería a decir que desde los gobiernos– hemos estado demandando esto porque le podría facilitar al istmo el acceso a ventanas de financiamiento, tecnología, y fortalecimiento de capacidades”, explicó Tania Guillén, oficial de cambio climático del nicaragüense Centro Humboldt.
Estos aportes, detalló la experta, “deben ir a beneficiar a las comunidades vulnerables” del istmo, pero ahora tienen prioridad los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS, en inglés) y los países menos adelantados (LDC, en inglés).
Las discusiones semánticas adquieren importancia capital, un mes antes de comenzar en París la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc), donde debe aprobarse el nuevo tratado climático. Ello porque serán parte de los cimientos en que se asienten las bases jurídicas del acuerdo, llamado a pactarse en la cumbre que se desarrollará entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre.
Los 48 millones de centroamericanos viven en el cinturón de América, el istmo ubicado entre el océano Pacífico y el mar Caribe, que es recorrido en casi toda su extensión por una larga cadena montañosa y un árido Corredor Seco. Casi la mitad de sus habitantes (23 millones o 48%) están bajo la línea de pobreza, según datos oficiales de países de la región.
La vulnerabilidad climática –el conjunto de condiciones que hacen a una sociedad o un ecosistema más propensos a ser afectados por climas extremos– lleva años en la agenda centroamericana, donde el desastroso paso del huracán Mitch en 1998 obligó a repensar la gestión del riesgo.
Como parte de este proceso nació en 2009 el Foro Centroamérica Vulnerable, Unida por la Vida, un colectivo de la sociedad civil del istmo que desde entonces ha impulsado esta declaratoria.
En el último año, los impactos climáticos han sumado pérdidas humanas y materiales en todo el istmo, desde el catastrófico deslizamiento de Cambray en Guatemala hasta el aumento del nivel del mar que amenaza la comarca Guna Yala, en Panamá.
Diego Arguedas Ortiz
IPS