Mayo ha sido un mes que ha llenado de orgullo a Ecuador gracias al desempeño de sus deportistas en diversos escenarios internacionales. Richard Carapaz, Moisés Caicedo, William Pacho, la selección femenina Sub-17, Mushuc Runa y Marlon Vera han logrado hitos que deben destacarse, no solo por su valor deportivo, sino por el potencial de inspirar a toda una nación. No se trata de un falso positivismo ni de tapar el sol con un dedo, sino de valorar los triunfos como oportunidades de reflexión colectiva.
El ciclista Richard Carapaz ha mantenido un impresionante rendimiento en el Giro de Italia 2025, ubicándose en el segundo lugar de la clasificación general hasta la fecha. Su figura ondea junto a la bandera tricolor por las carreteras italianas, recordando al país que el esfuerzo y la constancia son caminos hacia la grandeza. Su legado puede abrir caminos, como lo hizo Jefferson Pérez en su momento, y como lo reflejaron las medallas olímpicas en París 2024 de David Pintado y Glenda Morejón.
Por su parte, Moisés Caicedo se coronó campeón de la UEFA Conference League con el Chelsea, frente al Betis, demostrando su consolidación como uno de los futbolistas ecuatorianos más exitosos en Europa. Este 31 de mayo, William Pacho disputará la final de la UEFA Champions League con el PSG, una de las vitrinas deportivas más prestigiosas del mundo. Sería un logro enorme que fortalecería aún más la presencia tricolor en la élite del fútbol internacional.
A estos logros se suma la clasificación de la selección femenina Sub-17 al Mundial de su categoría, un paso importante para el desarrollo del fútbol femenino en el país. Este hecho no solo significa competencia, sino una oportunidad para que más niñas se inspiren y participen activamente en el deporte.
Mushuc Runa, un club con recursos limitados, logró un puntaje perfecto en la fase de grupos de la Copa Sudamericana, lo que confirma que el esfuerzo colectivo puede superar cualquier pronóstico. Y Michael Morales sigue haciendo historia en la UFC, llevando la bandera ecuatoriana al octágono en cada combate.
Todos estos logros deben motivar una reflexión: el deporte es un vehículo de identidad y cohesión social. La dirigencia deportiva y las autoridades tienen la responsabilidad de crear condiciones para que más talentos florezcan y no dependamos de casos aislados o del esfuerzo individual. También es crucial que los medios y la ciudadanía visibilicen deportes menos masivos y apoyen a los deportistas desde sus primeras etapas.
Es necesario, además, eliminar barreras burocráticas, mejorar la infraestructura y garantizar recursos para la formación técnica y física de los atletas. El Ministerio del Deporte y las federaciones deben dejar atrás el cortoplacismo y planificar a largo plazo. Los resultados de hoy nacen de apuestas hechas hace años. Si no se siembra ahora, no habrá frutos mañana.
Por eso, más que cifras, títulos o trofeos, este mayo de 2025 debe ser entendido como un llamado a invertir emocional, política y económicamente en el deporte. En todas las disciplinas, en todos los rincones del país. El deporte debe ser política de Estado.