Al inicio y al final de la nota, y entre signos de admiración, Elcomercio.com utilizó el sábado 25 “¡Histórico!” para dar cuenta de que Richard Carapaz era líder del Giro de Italia 2019. El medio digital tenía razón de usar dos veces el adjetivo calificativo: jamás un ecuatoriano fue puntero de una de las tres vueltas icónicas del ciclismo mundial. Y el joven carchense ––que cuando está en su tierra se ejercita bajando de los Andes a la Amazonia … ¡y volviendo a subir el mismo día!––, continuó de líder el domingo; se afianzó el martes en la “etapa reina” y, al momento de escribir estas líneas, es candidato a vencer esa mítica carrera. Día histórico fue también el domingo 19 de mayo, cuando falleció Julio César Trujillo, ejemplo de ética y honorabilidad, con una muerte sin duda gloriosa. Falleció justo al culminar el trabajo más importante de su vida, la institucionalización del país, destrozado por el autoritarismo de Correa.
Supongo que el arroz verde se hace con albahaca, igual que un sabroso espagueti “al pesto”. Solo que la receta 502 del correísmo es vomitiva: abundantes porciones de dinero sucio hirviendo en calderos de coacción e hipocresía, hasta sumar 11,6 millones de dólares.
Ver que, bajo el ataque furioso de las llamas, el pináculo de la catedral de Nuestra Señora de París se rompía y desplomaba nos partió el corazón a cientos de miles, quizás a millones, alrededor del mundo. A todos nos ahogaron las ominosas columnas de humo y sollozamos al ver las vigas del techo convertidas en tizones que, como costillas de un crucifijo colocado sobre la Isla de la Cité, refulgían contra el cielo enrojecido del crepúsculo.
Aunque todas las autoridades elegidas dentro de 17 días enfrentarán importantes retos, quien triunfe en la contienda para alcalde de Quito tendrá un desafío de proporciones gigantescas. Como en una “tormenta perfecta”, donde se juntan grandes masas de aire frío en la altura, calor en la superficie, mucha humedad y una diferencia de altas y bajas presiones, la municipalidad capitalina sufre de una profunda carencia de recursos, una desastrosa estructura administrativa, una burocracia más abundante y espesa que nunca y, por fuera del municipio y girando cual huracán en la ciudad, una exacerbada falta de empleo, un descreimiento profundo en la política y la organización popular, los más serios problemas de movilidad de su historia, inseguridad creciente y mil temas más, entre los que no es menor el inminente final del relleno sanitario (Queda solo un cubículo para año y pico de basura).
El crecimiento de la angustia de la clase media y de la popular, es decir de la gran mayoría del Ecuador, por la falta de empleo y por la percepción de inseguridad en los barrios está llegando a niveles preocupantes para cualquier observador de la sociedad ecuatoriana. Eso se manifiesta en una aguda desilusión del país, un descreimiento respecto de las personas e instituciones y una apatía frente a la política y los políticos, que se patentiza en la actual campaña electoral.
Columna llena de insultos contra el papa fue la de Oscar Vela el domingo en este diario. Entrevista llena de críticas contra el papa fue la de Osvaldo Hurtado en radio el lunes antepasado. Representantes de posiciones ultraliberales de derecha los dos, ya han criticado antes a la Iglesia, pero esta vez su retórica se salió de madre, llenándose la boca contra Francisco como cómplice de Maduro, aunque de su apodíctica condena salvan a los obispos de Venezuela, quienes ––según ellos, en oposición al Papa–– sí han criticado al dictador y sus desafueros.
Quito navega entre aguas revueltas hacia la elección de un nuevo alcalde y también hacia algo que la opinión pública conoce menos pero es igual de crucial: el nuevo arzobispo. Crucial, por supuesto para los católicos (que conforman la mayoría de la población quiteña) pero también para toda la sociedad de la capital e incluso del Ecuador por la importancia que a lo largo de toda la historia ha tenido el arzobispo quiteño como guía y referente del país entero. De lo que se sabe en círculos eclesiásticos (nada es oficial) ya “se han caído” tres ternas enviadas a la Santa Sede por los nuncios apostólicos acreditados en el país. A la primera, mandada por el tristemente célebre nuncio Otonello, se la descartó porque estaba cerca su cambio en la nunciatura. Los candidatos de las otras dos, producto del nuevo nuncio, Mons. Carrascosa, que actúa desde septiembre, tuvieron diversas objeciones. Esta situación preocupa pues el actual arzobispo, Mons. Fausto Trávez, franciscano, renunció por límite
"La finalidad es darles felicidad a los perros para que sean mejores seres". Ese es el estatuto con el que Roberto Sierro, un 'domador' ecuatoriano de perros, cultiva mediante el amor y la paciencia, la disciplina a los caninos.
Mañana se cumplen cien años del nacimiento de César Dávila Andrade, un grande de las letras, tan grande que algunos creen que es el mayor escritor ecuatoriano del siglo XX.
La elevación a cardenal de Mons. Carlos María de la Torre por el papa Pío XII a inicios de 1953 fue uno de los momentos cumbres de la historia de la Iglesia ecuatoriana. La noticia levantó el entusiasmo de todo el Ecuador. Se trataba de algo excepcional pues el colegio cardenalicio estaba compuesto únicamente por 70 integrantes (y así había sido durante más de cinco siglos), y era insólito que el Papa hubiese escogido a un prelado ecuatoriano, lo que llenó de orgullo a católicos y no católicos.
En Quito hemos llegado a la situación de que en cualquier lado al que se regrese a ver, hay un letrero. Están por millones en las calles, en todos los formatos, desde pequeños carteles en los locales hasta vallas gigantes y pantallas deslumbrantes de inverosímiles tamaños. Pero el descontrol es tal que hoy hay letreros encima de las casas, vallas gigantes en mitad de cuadra y últimamente gigantescas letras en sucesivos pisos para anunciar un hotel. Además, están apareciendo en los parterres unas cajas vacías que seguramente son carteleras.
Era escurridizo. Se infiltraba en los sitios más difíciles, husmeaba sin hacerse notar y volvía con la información necesaria. Por eso, en inteligencia policial, le llamaban “El Ratón”. Destacó incluso entre los nuevos miembros del espionaje policial que, al llegar el siglo XXI, debían tener conocimientos tecnológicos. Ya no eran simples pesquisas, como, con cierto desprecio, se les llamó por décadas: ahora era expertos en pinchazos telefónicos, “phishing”, “hacking”, barridos electrónicos y más. Según el gran retrato por Juan Carlos Calderón en Plan V, nació en Cotopaxi, llevaba 25 años en la policía, integró la exitosa Unase y la no menos estelar UIES, y fue agente de confianza de varios comandantes generales.
Hace casi exactamente 50 años, el 2 de junio de 1968, José María Velasco Ibarra triunfó por última vez en unas elecciones presidenciales: fue el inicio del quinto velasquismo. Derrotó entonces por un margen estrecho a dos expresidentes, Andrés F. Córdova y Camilo Ponce, y por márgenes más amplios a otros dos candidatos, Jorge Crespo Toral de Acción Revolucionaria Nacional Ecuatoriana (ARNE) y Elías Gallegos Anda del comunismo.
61 canes de la Policía Nacional cumplieron sus años de trabajo en la institución. Tras varios años de servicio fueron dados de baja con honores y entregados en adopción. 36 de ellos fueron acogidos por sus guías, con quienes trabajaron. Los demás animales fueron a familias que pasaron por un proceso de selección.
Millones de trabajadores salieron en todo el mundo en las marchas del 1º de Mayo, día histórico que conmemora la lucha obrera. La de Quito engalanada con la presencia de figuras emblemáticas de esa lucha, dos abogados laboralistas de impecable trayectoria: Isabel Robalino quien desfiló, a sus 100 años y siete meses de edad, con un gran sombrero y en la silla de ruedas que usa a causa de un accidente, y Julio César Trujillo, a sus 87 años, presidente actual del Cpccs-T, junto a Luis Macas, otro integrante de ese consejo y reconocido líder indígena. Con ellos, decenas de miles de personas, tanto sindicalistas como aliados. Fue también noticia la ausencia de las contramanifestaciones montadas por el Gobierno de la triste década anterior.
El Estado ecuatoriano enfrenta un desafío planteado en términos de barbarie: tras el atentado con bomba que voló medio cuartel policial en San Lorenzo, la bomba-trampa que mató a cuatro militares y los otros atentados con explosivos, vinieron el secuestro y asesinato de los tres colaboradores de EL COMERCIO, y el nuevo secuestro de una pareja de esposos, que se conoció este martes, a lo que se añade la negativa chantajista de no entregar los cadáveres de Javier, Paúl y Efraín.
Aunque sabíamos, incluso por experiencia propia, que el mundo del periodismo profesional es arriesgado, jamás nos habríamos imaginado que en nuestro país pudiera llegar a darse el secuestro de trabajadores de un medio como mecanismo para conseguir aspiraciones de un grupo, cualquiera que este sea.
La decisión de eliminar la Secretaría Nacional de Inteligencia es un acierto del presidente Lenin Moreno. Sus palabras textuales fueron que había dispuesto “iniciar el proceso de eliminación”, porque, en efecto, la Senain fue creada por ley por lo que no se la puede cerrar sin una reforma legal que pase por la Legislatura.
Asqueados, estragados nos sentimos los ecuatorianos por la lluvia de informaciones sobre los enormes tentáculos de la corrupción con que habría operado el régimen de Rafael Correa y Alianza País. La última avalancha la soltó Carlos Pólit la noche del domingo ante un complaciente y sumiso interlocutor (cuesta llamarlo periodista). Pero el problema no es solo que las noticias sobrepasen nuestra capacidad de atiborramiento y ya nos provoquen arcadas, sino que apuntan a que el Ecuador, como país, está al borde de ser un Estado fallido.
Ni el presidente Lenín Moreno ni los líderes de los partidos y movimientos que apoyaron el Sí en la consulta popular del domingo ni los militantes que se movilizaron en acciones de campaña ni conglomerado alguno es dueño de los resultados alcanzados. La propietaria es la ciudadanía toda, al menos la anhelante de un cambio, la que está decidida a dejar atrás el correísmo, la corrupción y la crisis.