En el presente invierno, las provincias de Azuay, Cañar y Loja han enfrentado aluviones, inundaciones y deslizamientos de tierra que afectaron a viviendas, vías y cultivos. Lo más grave ocurrió el pasado 27 de marzo, en Marianza, barrio de la parroquia rural de Sayausí. Cinco personas fallecieron, siete casas colapsaron y más de cien familias resultaron damnificadas.
¿Por qué este invierno ha causado graves daños y pérdidas en el Austro?
Ha sido un invierno atípico. A lo largo del país se han producido lluvias de larga duración y alta intensidad. Estos fenómenos naturales, sumados a las intervenciones antrópicas y a la falta de manejo de las cuencas hidrográficas han provocado aluviones e inundaciones con pérdidas de vidas humanas y materiales.
¿Qué tanto ha llovido?
No tengo el acumulado, pero Inocar ha identificado que Ecuador soporta una elevación de la temperatura media del mar y eso ha llevado al aumento de las precipitaciones en todo el territorio, y más en la Cordillera Interandina. Habrá que investigar si se debe al cambio climático.
¿Cuáles son las intervenciones del hombre que se han identificado en los estudios?
Tiene relación con el descapote de los chaparros y bosques, de los conos y laderas de las montañas para cambiarlos por pastizales o para uso agrícola. En los páramos eso es grave, porque el suelo es más liviano y el agua fluye más rápido en esa superficie.
¿Qué pasa con las cuatro grandes cuencas hidrográficas que tiene Cuenca?
La del Machángara tiene un plan de manejo adecuado, que precautela los recursos hídricos para la generación de energía eléctrica y consumo humano. En la del Tomebamba hay un manejo del Parque Nacional Cajas, pero hacen falta zonas de amortiguamiento -como Marianza, Sayausí- que están en manos de personas particulares. Las cuencas del Tarqui y Yanuncay no tienen un manejo correcto.
¿Qué identificaron luego del desastre en Marianza?
La lluvia causó semejante daño (cinco fallecidos y el colapso de siete viviendas), pero pudo haber sido peor. La gran masa de tierra y rocas se depositó en la vía principal y evitó que taponara el río (Tomebamba), que está en la parte más baja de todo el lugar.
¿La geografía de la zona afectada se alteró?
El aluvión originó la ruptura del cono de deyección de la montaña y dejó completamente vulnerable esa ladera. Hay que limpiar siempre la caída de material para evitar, como ocurre en otras zonas, como la quebrada Soroche (Machángara), que afecte a las aguas que van al río y que son aprovechadas para su potabilización en plantas de tratamiento.
¿Hay un inventario de las quebradas en la provincia?
No. A Azuay le hace falta un catastro de las quebradas para conocer las condiciones en las que están, características y niveles de riesgos para su población cuando soportan una determinada cantidad de lluvias y caudales. Por las emergencias que hemos vivido hasta el momento, conocemos que las de mayor riesgo en Cuenca son la de Tres Marías, Milchichig y El Salado.
¿Por qué son un riesgo?
Porque a lo largo de ellas hay asentamientos humanos. Hay un abuso en el uso del suelo. La gente se mete en zonas donde por ley no deberían levantarse viviendas. Es un tema que a nivel nacional se debería controlar.
Promas tiene una red de monitoreo, ¿se pudo haber alertado el desastre?
Nuestra red tiene 120 estaciones ubicadas desde el límite entre Cañar y Chimborazo hasta Loja. Tenemos un sistema de alerta temprana para los ríos Tomebamba y Yanuncay, pero en algunas zonas -por falta de cobertura de Internet- no llega la información en tiempo real. Podemos mejorar con pasantías de estudiantes por turnos, pero además se requieren recursos para la adquisición de equipos.
¿Cuántas zonas de inestabilidad existen entre las provincias de Azuay y Cañar?
Hay un estudio que hicimos con el proyecto Precupa, tras el desastre de La Josefina, pero debe ser actualizado. Ahora tenemos identificadas áreas de inestabilidad geológica en las cuencas de los ríos Chanchán (Alausí) y Cañar, por procesos de erosión y deslizamiento. En algunos sitios se ha cambiado el páramo por huertas y papas y eso está provocando la erosión de suelos.
¿Cuáles son las tareas pendientes en el manejo de las cuencas hídricas?
Que todas tengan un plan de manejo. La revitalización hidrológica y forestal son temas que se deben trabajar con la comunidad para llegar a acuerdos. No podemos decirles que dejen sus cultivos cuando no les damos una solución para que sobrevivan. Hay que entrar con propuestas que permitan atender necesidades.
Felipe Cisneros
Felipe Cisneros es ingeniero civil con una maestría en Hidráulica Aplicada y PhD en Ciencias Biológicas Aplicables. Ejerce hace 33 años como docente en la Universidad de Cuenca. Entre sus logros tiene el haber fundado y dirigido el Programa de Manejo de Agua y Suelo (Promas), de la Universidad de Cuenca, que sigue regentando. Participó en la investigación del Plan de Recursos Hídricos de Los Ríos.