Los volcanes Sangay y Reventador son los más activos de Ecuador con sus permanentes erupciones.
El Sangay lleva cinco años con una alta actividad superficial eruptiva, mientras que el Reventador está por cumplir 22 años de reactivación.
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En el radar de los geólogos también están los volcanes Cotopaxi y Guagua Pichincha. Ambos causan preocupación, debido a su actividad permanente.
Por esos antecedentes, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional colocará nuevos equipos en esos cuatro volcanes, para monitorear su comportamiento.
Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico, indica que se instalarán sensores GPS para saber si hay señales de hinchamiento o deformación, que significa que hay ingreso de magma hacia los conductos de los volcanes. Eso permitirá tener información antes de que se produzca la erupción y dará tiempo para emitir avisos a las autoridades y la comunidad.
De estos equipos se colocarán dos en el Guagua Pichincha, dos en el Cotopaxi y uno en el Reventador.
Ruiz explica que uno de los métodos más importantes es ver cómo se hinchan los volcanes, para hacer mediciones en milímetros. Por ejemplo, las erupciones del 2015 y 2022 del Cotopaxi fueron precedidas por de un hinchamiento del volcán menor a 1 cm. Por eso, necesitan equipos que tengan la capacidad de medir estas pequeñas deformaciones.
El monitoreo en el volcán Guagua Pichincha
Al Geofísico también le interesa monitorear el Guagua Pichincha, debido a su erupción de hacer 25 años, que no tuvo la magnitud esperada en comparación con sus erupciones pasadas. Ruiz dice que en 1660 tuvo una erupción mucho más intensa que la de octubre de 1999.
“Con este conocimiento queremos mantener la atención a lo que pase en el Guagua Pichincha”, comenta el técnico. No es un volcán que está en reposo totalmente, ya que registra sismos y el crecimiento del domo.
Se exploran el material y las rocas que salieron en la erupción de 1999. Como parte de los estudios, los técnicos monitorean los gases, por lo que bajan a las zonas de las fumarolas para medir las temperaturas y los gases. En la zona, también hay estaciones sísmicas que se encuentran alrededor de la caldera y permiten detectar los sismos, así sean pequeños.
La vulcanóloga del Geofísico, Patricia Mothes, agrega que la actividad de 1999 duró hasta casi el 2001. En ese entonces se formó el noveno domo con la subida del magma, luego de romper el octavo, por donde salió el material hacia el río Cristal.
El actual domo está en el centro y probablemente se romperá con una nueva erupción, de la cual no se sabe cuándo será.
Los nuevos equipos GPS de medición de la deformación son similares a los que se tienen actualmente. Su nivel de detección es milimétrico, pues permite ver valores de 3 a 4 milímetros.
El Guagua Pichincha está vigilado por cámaras, GPS, inclinómetros e imágenes satelitales, para detectar su hinchamiento. Los actuales GPS mandarán señales cada segundo o 15 segundos, con los cual se contará con información mucho más rápido.
El estado del peligro volcán Cotopaxi
Mothes también comenta que el Cotopaxi está en un estado de tranquilidad. Apenas tiene de 15 a 20 sismos diarios, como en una actividad normal antes del 2015, cuando se reactivó. Su otra erupción fue en 2022 que duró hasta el 2023.
No ha habido un aumento en el contenido de gases, no hay deformación o hinchamiento de importancia y tampoco el volcán emite sonidos.
Los nuevos instrumentos de infrasonido se pondrán en los volcanes Sangay y Reventador, para captar la salida de material, cuenta Ruiz. A través de los equipos se contará con información sobre si hubo una explosión, sea de noche o así esté totalmente nublado.
De los 11 sensores infrasonidos, 5 estarán en el Sangay, 5 en el Reventador y uno en el Guagua Pichincha.
Mothes comenta que unos equipos se colocarán en la parte alta, en el norte del Cotopaxi,; otro en la parte más cercana al cráter del Guagua Pichincha y otro en el Reventador.
Dos volcanes en plena erupción y más activos de Ecuador
El volcán Reventador tiene aproximadamente 90 explosiones por día y la mayoría de las columnas de ceniza no es mayor a 800 metros de altura sobre el nivel del cráter, detalla Patricia Mothes.
A veces se producen flujos piroclásticos, que no van más allá del pie de cono del volcán. Sus explosiones se pueden escuchar con frecuencia. Está activo desde el 2 de noviembre de 2002.
Sangay ha tenido una actividad casi permanentemente, pero en 2019 empezó a tener una actividad más continua. Tuvo explosiones por más grandes, como en diciembre de 2021, cuando las columnas se alzaron más de 10 km por la zona del volcán. Mientras que la ceniza llegó a Guayaquil y a las zonas de banano, cacao y camaroneras.
Ante la actividad de los dos volcanes, ‘nuestro afán es dar un aviso temprano’, dice Mothes. Al Sangay se lo monitorea con atención, porque de vez en cuando tiene actividad más fuerte y puede ocurrir en periodo de horas o días.
Siempre se observan las señales sísmicas o cuando empieza a subir la energía. Se cuenta con cámaras para ver las señales, imágenes satelitales en las pantallas del centro de monitoreo del Instituto Geofísico y los observadores locales.
Usaid donó los nuevos equipos para el monitoreo volcánico
La Embajada de Estados Unidos, a través de Usaid, entregó el viernes 18 de octubre de 2024 los equipos para el monitoreo de cuatro volcanes de Ecuador.
Entre los dispositivos hay unos para proteger a los equipos contra los rayos, ya que las zonas de los volcanes son propensas a la caída de rayos.
Los técnicos contarán con una laptop de campo, que es resistente a la humedad, a los golpes y hasta balas, que cuenta con certificación militar.
Hay radios para los enlaces, que convierten la información análoga en digital. De esa manera se reduce el ruido de las ondas de trasmisión y llega la información más nítida.
Las nuevas máquinas están hechas en Estados Unidos y en Bélgica, que fueron puestas a pruebas en el Ártico y zonas desérticas.
Adicionalmente, cuentan con una antena, tipo bala, que hace que la ceniza resbale y no se acumule, como ocurre con las actuales, que tienen forma de platillo y recolecta la ceniza, lo cual impide la transmisión de las señales de los volcanes.
El Instituto Geofísico monitorea 20 volcanes en tiempo real 24/7, con equipos que funcionan a batería que se cargan con paneles solares. De todos ellos, el volcán Cotopaxi es el mejor monitoreado de América del Sur.
La instrumentación que tiene el Instituto Geofísico se ha conseguido con convenios con la cooperación internacional de Japón, Alemania, Colombia, México, Italia y Francia, y el Servicio Geológico de Estados Unidos. Con Francia, a través del IRD, que forman los técnicos del Geofísico.