Volví a escuchar la voz interesante de Adela Cortina en Radio Televisión Española con ocasión de las elecciones del 10 de noviembre en España. Consultaban a la filósofa española sobre ética y política. Ella mencionó que la definición tradicional de la política considera que su objetivo es el ‘bien común’.
Sin embargo, Cortina considera que ese concepto resulta abstracto y difícil de entender para muchos. Para ella, una descripción más concreta de la finalidad de la política, sería “poner las bases de justicia para que cada persona pueda llevar adelante sus planes de vida buena”. Los políticos serían, a su criterio, facilitadores de la vida de los demás.
La interacción en el campo político se logra con el diálogo. Pero este elemento indispensable es elusivo en la práctica. Adela Cortina cita a los nacionalismos y la religión como temas tabú en España. Propone entrenarse al diálogo en familia y las universidades. Descalificar opiniones, no personas. Cree que una educación ética ayuda a crear hábitos que luego permitan llegar a acuerdos.
En un video de la serie Aprendemos Juntos en youtube, Adela Cortina aboga con vehemencia por esa educación con ética en la escuela y en la familia, “para que nadie trate de dañar tanto a otros, que su única preocupación sea definir ‘cuándo llego al límite de lo que es delito’”. El objetivo de la interacción humana, dice la filósofa, no debe centrarse en dañar. La persona que tengo enfrente tiene dignidad, tal como yo considero que la tengo.
También comenta la frase que circula en España y otros países receptores de migrantes: “vienen a quitarnos el trabajo”. La filósofa la denuncia como falsa y la considera un ‘bulo’ (el equivalente de nuestra ‘bola’ o rumor) o un ejemplo de lo que hoy llaman ‘fake news’.
Es interesante recordar que miles de ecuatorianos que llegaron como migrantes a España hoy son parte de la población que recibe a otros migrantes que siguen y seguirán llegando.
La filósofa española considera que la migración trae elementos interesantes y es útil para la población receptora, pero su mensaje va más allá. Habla desde la ética al recordar que, en la vida diaria –y más allá de una visión utilitaria-, la actitud de los seres humanos “tiene que ser de acogida y hospitalidad”.
Cortina llama a restar importancia a rumores mentirosos, y a enseñar a niñas y niños a detectar las mentiras y no creer en ellas.
Si su mente está libre de ideas violentas, los niños pueden descubrir el mundo desde una perspectiva fresca. En cambio, aquellos niños –ecuatorianos, españoles y de cualquier otra nacionalidad- a quienes se enseña en la casa o escuela a despreciar al otro antes de conocerlo, tienen una perspectiva empobrecida. Las palabras de Adela Cortina invitan a repensar los estereotipos que nos rodean y analizar nuestros propios tabús.