Los derechos asertivos no constan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero lo estarán en un futuro próximo.
La asertividad es un estilo de comunicación que permite expresar opiniones y hacerse respetar sin ser agresivo. Es una habilidad social que implica respetar los derechos de los demás y expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, directa y correcta.
La palabra asertividad tiene su origen en el vocablo aseverar que, según el diccionario de la Real Academia Española, significa: “Declarar o afirmar positivamente, con seguridad y sencillez lo que yo siento, pienso y quiero”, por lo que la conducta asertiva consiste, básicamente, en la expresión adecuada de cualquier emoción que no sea la ansiedad contra otras personas, convirtiéndose en el arte de relacionarse con los demás.
Ser positivos, ver lo bueno de los demás y expresar sentimientos con respeto y dignidad es posible. No consta todavía en la lista de contravenciones para declarar para pagar impuestos. Para ello no hay recetas; empero, los especialistas identifican tres estrategias asertivas: 1) firmeza, es decir, asumir posiciones sin amenazas, menosprecios ni injurias; 2) sensibilidad, que corresponde a promover empatía = ponerse en el lugar de las otras personas; y 3) racionalidad, con argumentos capaces de persuadir. Y no olvidarse del sentido común.
El primer paso es reconocer que las diferencias existen entre las personas, y constituyen motivos reales para aprender y mejorar. Los conflictos, en este sentido, no son buenos ni malos; son necesarios para entendernos y actuar en consecuencia. ¡Discrepar con respeto es saludable! Por algo, la asertividad es el núcleo central de un nuevo tipo de liderazgo, que implicaría los siguientes derechos, consubstanciales a deberes correlativos:
. Tener derecho a ser mi propio juez y valorar mi conducta; a asumir una actitud propia y genuina, con tal de no lastimar a otra persona; a mostrar mi dignidad, aunque podría disgustar a alguien; a ser tratado con respeto y dignidad; a sostener y expresar sentimientos y opiniones.
. También el derecho a ser escuchado y tomado en serio; a juzgar mis necesidades, establecer prioridades y tomar decisiones.
. Tener el derecho a decir “no” sin sentir culpa. El derecho a pedir lo que deseo, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “no” con sus razones. El derecho a cambiar, y cumplir los deberes con responsabilidad.
. ¡Mi principal deber es respetar los derechos de los demás! ¡La garantía de los derechos corresponde a las responsabilidades!
El Ecuador necesita un liderazgo asertivo, plural y abierto a las diferentes corrientes del pensamiento. La asertividad no soporta el pensamiento único, porque el derecho asertivo está instalado en los deberes humanos y en el bien común.
El mayor valor de la asertividad es la confianza, en sí mismo, en los demás, la familia y la comunidad. ¡La confianza en el país debemos construirla con la verdad, la justicia ciega y la democracia de participación!