Caída la Unión Soviética, terminó la Guerra Fría y la tensión entre los dos bloques en un mundo bipolar. Emergió entonces Estados Unidos como superpotencia unipolar. Con ello, logró mayor influencia internacional, aun en los países que habían sido parte de la órbita comunista. La presencia de sus enormes fuerzas militares se extendió a todo el mundo y se multiplicaron sus intervenciones en diversos países.
El complejo sistema de armamentos nucleares, destinado a enfrentar a los de la URSS, dejó de ser una prioridad. Pero no por ello se redujeron los recursos bélicos. Al contrario, el nuevo papel de EE.UU., como una especie de “policía del mundo” ocasionó mayores gastos militares, que crearon serios problemas a la economía norteamericana. Pero, si bien el poder militar estadounidense no llegó a ser cuestionado, el crecimiento de las economías de los países capitalistas más avanzados logró constituirse en fuerte competencia comercial. Los países de Europa Occidental y Japón, especialmente, desarrollaron complejos productivos tecnológicos de punta, como la aeronáutica, las comunicaciones o la genética, que compiten con éxito con los norteamericanos.
Por otra parte, aunque con el fin de la Guerra Fría se ha logrado evitar el estallido de un conflicto mundial, que hubiera desatado una masiva destrucción nuclear, en las últimas décadas han surgido conflictos localizados regionalmente e inclusive tensiones mayores entre el mundo árabe y los países occidentales, que han devenido no en una guerra convencional, sino en duras intervenciones militares o acciones terroristas como la desatada el 11 de septiembre del 2001 contra Nueva York y Washington.
Estados Unidos, los países del occidente europeo y Japón, se mantuvieron como grandes potencias capitalistas en el siglo XX. Sin embargo, en las últimas décadas de ese siglo dentro del panorama mundial, se fueron perfilando otros países, cuyo crecimiento económico les ha colocado en el grupo de las potencias.
China, con una quinta parte de la población mundial, sigue teniendo una buena proporción de pobres, pero ya no hay miseria extrema y es el segundo receptor de inversión del mundo, después de los EE.UU. con índices de crecimiento muy elevados. La India ha tenido gran desarrollo industrial y financiero junto con una acelerada integración en la economía global, aunque la mayoría de la población está en la pobreza.
Brasil, el gigante latinoamericano, con un enorme territorio, con gran diversidad de recursos naturales, entre ellos la mayor reserva mundial de bosques. Su economía muy dinámica, con alta inversión interna y externa, una agricultura de exportación en crecimiento y una producción industrial y de servicios duplicada en pocos años.