La esclavitud en las colonias, a través de una bravía mulata

Marco T. Robayo es autor de ‘Piel de ébano’, novela inspirada en la Cartagena de fines del siglo XVIII. Foto: ARCHIVO EL COMERICO

De la esclavitud en el Imperio Español se ha escrito mucho y, generalmente, con tendenciosidad y maniqueísmo. Pero el colombiano Marco T. Robayo ha logrado con su novela ‘Piel de ébano’ un equilibrio narrativo, que permite al lector entender cómo funcionaban los resortes sociales a finales del siglo XVIII, pero también disfrutar de un relato entretenido y sagaz.

Robayo basa este éxito en su diseño de Manuela, una mulata que podría ser como cualquier esclava del Virreinato de Nueva Granada, y más concretamente de Cartagena de Indias, pero con atributos que le permiten vivir una aventura vital pero sobre todo realista. Porque el primer rasgo de‘Piel de ébano’ es el estricto apego a la verdad de la época.

A medida que Manuela pasa de niña a adolescente y luego a mujer, el autor entrega información de, por ejemplo, cómo operaban los hospitales y los tribunales, cómo los españoles conseguían sus esclavos y qué pasaba con un chapetón que caía en la bancarrota. Porque era muy sencillo pasar de la primera fila de asientos en la misa dominical a retroceder al fondo, donde no se oye la prédica.

El contexto histórico era especial y el autor lo explica dosificadamente. Es la época preindependentista, con un Rey más preocupado por la guillotina que descabezó a Luis en París y por la expansión de la Revolución por Europa, y con personajes como Antonio Nariño (sí, el mismo cuyo apellido hoy da nombre a un departamento de Colombia, vecino de Ecuador) desfilando entre soldados, viudas caídas en desgracia y mondongueras.

El autor también explora en la mentalidad de la época y en su cotidianidad, como el impacto que causaba la llegada de la menstruación o el embarazo, los anhelos del corazón de los comerciantes que movían su mercadería en una época en que el Rey combatía el contrabando y las relaciones sociales en una sociedad esclavista que, contradictoriamente, de todos modos daba espacio a un siervo a recuperar su libertad y tener un trabajo.

El estilo del autor, lejos de ampulosidades, ayuda a la fluidez de este auténtico fresco de Cartagena. Capítulos cortos, diálogos ágiles y giros inesperados, cuando el relato parece dirigirse a puerto seguro son sus cualidades. Gracias a esto, la bravía Manuela evoluciona a lo largo de las casi 500 páginas de esta obra, que puede ser catalogada como novela histórica pero también como una novela de amor.

Marco T. Robayo, quien actualmente reside en Dallas, comenzó su carrera literaria con la novela ‘El laberinto blanco’, donde optó por desarrollar historias cuyos personajes afrontan grandes desafíos y penurias, pero también luchan y se aferran a una esperanza. Su Manuela de ‘Piel de ébano’ encaja en esta propuesta, matizada por el trasfondo histórico.
¿Esperanza? Sí, y ahí está la magia de ‘Piel de ébano’, pues es obvio que los personajes no pueden escapar de las ondas expansivas de una decisión en Madrid y que cruzan el Atlántico. Pero siguen bravíos, como Manuela.

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