Luciana tiene 15 años. El sábado pasado, ella fue una de las personas que se acercó a la kombi repleta de libros con la que, desde marzo del 2021, se activó la Biblioteca Ambulante. Se trata de un proyecto de la Fundación Cecilia Rivadeneira que busca fomentar la lectura en niños y adolescentes de los barrios de Quito.
La primera parada de esta inusual biblioteca fue el barrio de Atucucho. Luego estuvo en el sector de La Merced, Alangasí, Llano Chico, Llano Grande y en Santa Rosa, zonas periféricas de la ciudad, donde los niños y adolescentes no tienen acceso cotidiano ni a un libro ni a una biblioteca.
El último fin de semana, la kombi estuvo estacionada cerca del Café de la Granja, un nuevo proyecto de economía circular promovido por esta fundación. Allí estuvo Luciana. Para ella lo más interesante de esta iniciativa es que los niños y adolescentes se pueden acercar a los libros de una forma amigable y en medio de un entorno agradable para la lectura.
La Biblioteca Ambulante comenzó a rodar con 4 000 libros de literatura infantil y juvenil que son parte de la biblioteca Margarita Granja. El espacio lleva el nombre de la voluntaria que fue asesinada en los exteriores de un centro comercial en Quito.
Durante todos sus recorridos, la dinámica ha sido la misma: la fundación se contacta con los líderes barriales y juntos coordinan un lugar al aire libre donde la kombi pueda estacionarse. Los voluntarios son los encargados de adecuar el espacio, colocar sillas y repisas y sacar los libros. Antes de iniciar la lectura en voz alta, se realizan actividades lúdicas.
Para este proyecto, la fundación cuenta con un equipo de voluntarios que utiliza técnicas artísticas, entre ellas el clown, como preámbulo para enganchar a los niños con la lectura. Después de escuchar las historias hay un momento de interacción en el que los niños comparten sus impresiones y sus inquietudes sobre la historia que se narró.
Uno de los momentos que más emoción despierta en los niños es cuando pueden acercarse a la kombi a escoger el libro que les guste y leerlo en compañía de sus mamás. La biblioteca cuenta con una variedad de libros de autores extranjeros y ecuatorianos, como Leonor Bravo, Mónica Varea y María Fernanda Heredia.
Laura Mendoza, educadora de profesión, es una de las voluntarias de la fundación que ha participado en este proyecto. Uno de los lugares que visitó fue Llano Chico. Vestida de clown, junto a otros voluntarios contó una serie de cuentos a los niños del sector. Ella explica que luego de cada visita se entrega un libro a cada participante con la consigna de que luego de leerlo lo comparta con uno de sus vecinos.
Wilson Merino, creador de la fundación, cuenta que las mamás son las que más acompañan a sus hijos durante estas actividades. Él espera que, a futuro, existan más padres involucrados en esta actividad.
El próximo fin de semana, la Biblioteca Ambulante estará en el Centro de Rehabilitación de Atención Prioritaria para Mujeres, ubicado en Chillogallo. Entre sus próximos destinos también estará Lloa, la fecha de esta visita se anunciará en las redes sociales de la fundación.