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El radar de Montecristi duró 11 días y expiró. Llegó con publicidad y declaraciones pomposas. Ofreció frenar las narcoavionetas que merodeaban Manabí.
Una lucha fratricida. Se mantiene la polarización (…). La priorización de egos y sectas de poder en lugar de los ciudadanos. El juego ya no entretiene ni asusta… apesta.
Secuestro… defensa de la naturaleza… agresión sexual… resguardo de territorios… Incendio… Saqueo… Por elemental decencia nadie metería estos casos en un mismo saco. Nadie nombraría a todos delitos políticos a no ser que predominen intereses inconfesables o un acuerdo de 99 disfrazados de honorables. La maniobra: mezclar a muchos inocentes con autores de delitos comunes. […]
El Consejo de Participación Ciudadana no necesita reforma sino extinción. La Asamblea requiere reducción de honorables, dos cámaras, nuevos perfiles, ética.
La crisis mortal del IESS dejó de ser noticia. De tanto confirmar su agonía, nos acostumbramos a convivir con ella. Sin embargo, dos realidades nos la recuerdan siempre: los plantones de los jubilados y los afiliados al pie de hospitales clamando por medicamentos. Los responsables siguen campantes. Quienes suprimieron el aporte estatal del 40% para […]
Qué tristeza. El aluvión se lo llevó todo, menos las deudas. Habitantes de La Comuna, La Gasca y barrios aledaños fueron arrasados por una colada espesa de escombros, árboles, basura, lodo.
El Comité por la Institucionalización Democrática propone: Asamblea con menos miembros y en dos Cámaras. Eliminación del Cpccs. Independencia de la Fiscalía.
La violencia criminal no se detiene. Los asesinatos son más frecuentes y crueles sobre todo en Guayaquil y la Zona 8.
Otro bombazo del Embajador de EE.UU. Cuando apenas asimilábamos el golpe de los narcogenerales, lanza un segundo explosivo, el retiro de visas a jueces y abogados debido a indicios de corrupción.
Ecuador estrena Canciller en 2002. Y con él nueva política exterior.
Hace pocos días circuló una noticia extraña. La aparición en ciudades británicas de “bancos para escuchar”. Bancos como los de un parque pintados de verde y blanco.
La corrupción es una plaga devastadora. Se alimenta de impunidad y se riega en todas los escenarios. Asume con cinismo diversos rostros para eludir sanciones.
Las tragedias nos amargan estos tiempos de fiesta, paz y solidaridad. No nos referimos por ahora a los pactos sucios de la Asamblea.
Lo peor del vendaval Yunda pasó, aunque aún patalea y gasta para evitar la cárcel. Su salida generó expectativas, no enormes, pero algún aire nuevo esperaban los quiteños.
Volvió a suceder. Como estaba anunciado. Esta vez la masacre cobró 61 vidas. Crueldad patentada: torturas, mutilaciones, incineraciones.
El Ecuador vive desde el 18 de octubre en estado de excepción. Durará dos meses y supondrá presencia permanente en las calles de Fuerzas Armadas y Policía. No todos coinciden con la medida.
Las masacres carcelarias han desatado innumerables análisis y propuestas. La mayoría resalta la disputa de liderazgo, la lucha por territorios, la influencia extranjera.
La invocación popular, “habla serio”, apunta a reclamar la verdad de lo que se afirma. Cuando prevalecen las mentiras, las exageraciones, las omisiones, las vaciladas, los misterios, surge como reacción espontánea la exigencia de que se hable serio, se diga la plena… Nunca fue momento para las palabras falsetas, peor ahora en tiempos de cambio de coordenadas en el poder. La verdad verdadera y el respeto deberían dominar la escena. Lastimosamente, en las últimas semanas hemos sido testigos de hechos que desdicen de un hablar juicioso por parte de las autoridades. Contradicciones impresentables.
El debate del 21 de marzo rozó el mundo de la educación. Un sobrevuelo con propuestas sueltas y ofertas secundarias. Destacó más por sus omisiones que por sus aportes. Sin duda, el formato retorcido influyó. Conspiró contra el intercambio y la confrontación: publicidad aplastante, introducciones interminables, apelotonamiento de temas, respuestas sin preguntas, preguntas sin respuestas. Las interrupciones diluyeron el debate que solo se concretó en cortos momentos.
Suspiro, según el diccionario, alude a una aspiración fuerte seguida por una espiración profunda (con gemido en ocasiones) que denota sentimientos de alivio o de deseo. Todo en un espacio brevísimo de tiempo... Un suspiro. Es lo que necesitamos como sociedad. Es lo que nos hemos ganado con paciencia, tenacidad y algo de cobardía. Una tregua para procesar estos tiempos tan vertiginosos y espinudos.