El ejemplo de la crisis de Venezuela evidencia el fracaso de los regímenes populistas del socialismo del siglo XXI, que festinaron los recursos en la bonanza petrolera, que han llevado al caos interno cuando escasea el dinero e incluso son malos perdedores en democracia porque están llevando al país a su cuasi destrucción, en lugar de abrirse al diálogo con los diversos sectores, saber escuchar y rectificar sus pésimas acciones. Antes fue el Gobierno corrupto de Argentina, hoy procesado en las cortes y con presos que testimonian hechos irregulares. Luego el régimen inmoral de Brasil, en donde está suspendida su presidenta por acciones cuestionadas en su gestión.
Es penoso lo que sucede con el pueblo venezolano, sumido en la peor crisis en todos los campos. Con una inmensa riqueza petrolera está sumido en la pobreza. Una de las naciones más inseguras del mundo. Allí, como en otros países de la región, en nombre de la ‘revolución’ han destruido las instituciones, controlan todas las funciones del Estado, con una enorme corrupción, no hay fiscalización independiente, regímenes que han festinado el dinero del pueblo en lugar de generar confianza y fomentar el empleo, la seguridad y su desarrollo productivo.
Hoy frente a la impopularidad que tiene, salvo los beneficiados del disfrute del poder, teme ir a las urnas para que sea el pueblo el que dilucide su permanencia a través del revocatorio, que es un recurso constitucional. Por ello se niega y con patadas de ahogado únicamente atina a insultar a todo el mundo, estilo repudiable de estos regímenes, que han polarizado a la sociedad e incluso destruido a familias, divididas entre los que razonan y los enceguecidos por el demagogo.
Allí están los resultados concretos. Quieren mantener el engaño con pura palabrería. Con unas FF.AA. entregadas al poder de turno y no al país y a la institucionalidad, que felizmente se diferencian de las ecuatorianas, que han demostrado profesionalismo, solidez y apego a la Constitución. Subordinadas al poder pero no a las arbitrariedades ni a los engaños del proyecto político que les han querido imponer incluso en desmedro de los recursos que se quiere afectar al Issfa y su estabilidad.
Para contribuir a la solución del conflicto interno, una alternativa es la OEA. Sabias palabras del exsecretario de la Organización y demócrata, el expresidente ecuatoriano, Galo Plaza Laso, en una sesión inaugural del 7 de noviembre del 1969: “Es muy alentador que los pueblos americanos se reúnan con miras al mantenimiento de la paz y para fomentar su desarrollo económico y social.
Pero creo que es tanto o más plausible que se reúnan para consagrar en un pacto solemne la protección internacional de la dignidad humana, meta superior a que puede aspirar una comunidad políticamente organizada”. En Venezuela existe todo lo contrario.