En Ecuador hay 84 internos con infección de virus informáticos por minuto. Una cifra alta que debe poner las alertas en el país. Tanto a escala pública como privada, los ciberataque son un mal que debe ser considerado como un punto importante en la cultura organizacional del Ecuador.
La cifra de ciberataques fue dada a conocer en las la Sextas Jornadas de Seguridad Bancaria, que se realizaron esta semana en Quito. Allí se informó que con esa cantidad, Ecuador es el cuarto país de Latinoamérica en el ranking, solo por detrás de Brasil, México y Perú.
Si consideramos que en términos de habitantes, Ecuador tiene menos habitantes que los tres primeros del ranking, y que supera en cantidad de ciberataques a otros gigantes poblacionales como Argentina y Colombia, se puede entender la gravedad del problema.
Una cifra global que muestra las repercusiones negativas de este inconveniente es que el costo global de los ataques alcanzó los 6 billones de dólares, mientras que para el 2025 se espera que llegue a los 10,5 billones. Es decir, la tendencia es que crezca la cantidad de ciberataques, por lo tanto la responsabilidad, tanto del Estado como de las empresas privadas, es invertir en métodos de prevención y control.
Las estimaciones de los expertos que han intervenido en la cita es que el ransomware será el tipo de ciberataque más utilizado. Se trata de programas maliciosos que impiden a los usuarios acceder a su sistema o a sus archivos personales; los inoculadores exigen un pago para devolver la capacidad a gestionar estos datos a sus legítimos dueños. Por sus beneficios económicos, se prevé que se mantendrá a la cabeza de los métodos de ciberataque, no solo en Ecuador, sino en la región.
Es loable que la empresa privada haga jornadas de discusión sobre los ciberataques. Falta la previsión del Estado para tener una mirada integral a una problemática que no discrimina a nadie, sobre todo a una economía dolarizada que es uno de los factores que atrae a los ciberatacantes. Se hace necesaria una política de gestión integral.
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