El Niño amenaza a un Ecuador con poca preparación frente al riesgo
La posible ocurrencia del fenómeno de El Niño nuevamente pone al descubierto la falta de un manejo preventivo del riesgo en el Ecuador.
A tres meses de que llegue y se instale El Niño en el país, instituciones, secretarías, gobiernos locales tienen al tiempo en contra. Su objetivo será minimizar el impacto del evento natural y responder a la emergencia. Se prevé que afectaría a 6,4 millones de habitantes.
Esta tarea debería haber sido trabajada de forma permanente por dos razones: Ecuador ya vivió este tipo de emergencias con pérdidas millonarias y se trata de un país con múltiples riesgos.
Las actuales afectaciones de la época invernal ya muestran la poca importancia que se da, principalmente, al riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra en 195 de 221 cantones.
La Secretaría de Gestión de Riesgos registra desde enero hasta ayer cerca de 4 500 damnificados, 135 155 personas afectadas, 27 360 viviendas con daños...
El presidente Guillermo Lasso, a través de un reciente decreto, ordena priorizar la ejecución de acciones de prevención, preparación, respuesta y recuperación. Por su parte, los miembros del COE Nacional piden que se pongan expeditas las normas para dar vía libre a las compras públicas.
Una vez más se abre la puerta para que las contrataciones públicas se realicen al apuro y se adjudiquen de forma directa.
Con un poco de esfuerzo vale recordar los negociados que se realizaron por la emergencia sanitaria del covid-19.
La Contraloría calculó una sobrevaloración de bienes por USD 17,8 millones en la adquisición de bolsas para cadáveres, insumos y dispositivos médicos, entre otros. También se incluye el anticipo no devengado de la construcción del Hospital de Pedernales por USD 8,2 millones.
Estos hallazgos solo corresponden a los exámenes especiales que el órgano de control logró hacer. Hoy la pregunta es si la retahíla de irregularidades en la contratación pública se volverá a repetir bajo el escudo de El Niño.
Hay que recordar, además, que las acciones, entre buenas y dudosas, que se pongan en marcha coincidirán con la finalización del régimen de Lasso y la llegada de las nuevas autoridades.
Este fenómeno también pondrá a prueba a los recién posesionados alcaldes, prefectos, concejales y miembros de juntas parroquiales, quienes deberán gestionar nuevas obras en un escenario incierto con respecto a los riesgos derivados de El Niño.
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