Los 240 m² de la edificación necesitaron 2 000 llantas de vehículos desechadas y 5 000 botellas de vidrio y PET. Foto: Agencia AFP
Michael Reynolds es un arquitecto estadounidense pionero en la construcción sostenible. Él creó, hace más de 45 años, los earthships (buques de tierra).
Estas casas son construidas con materiales de reciclaje y, en particular, con neumáticos usados de vehículos rellenos de tierra prensada. Y aunque tienen muchos detractores también hay una pléyade de seguidores que las construyen con asiduidad. Jaureguiberry es, como todo en Uruguay, una pequeña ciudad ubicada en el sur de la provincia de Canelones.
Reynolds y Jaureguiberry se unieron para levantar la primera escuela pública sostenible en América Latina. La flamante unidad educativa necesitó tres meses y medio de construcción con materiales reciclados, según una nota de El País de Uruguay. Después de la construcción de una escuela de música en la isla de Pascua de Chile y la realización de dos proyectos en Argentina, Reynolds visitó Uruguay para poner a punto esta escuela pionera.
La edificación de la escuela contó con la ayuda de 60 voluntarios y recibió el apoyo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de República y la Embajada de Estados Unidos en Uruguay. “La construcción tuvo una duración de 12 semanas y se llevó a cabo con voluntarios de aquí (Uruguay) y del extranjero”, afirmó Reynolds al periódico local La República.
“La planificación la hicimos juntos. Seguimos el sistema utilizado en la construcción de viviendas y se desarrolló en fases distintas. El acabado interior, incluida la electricidad y fontanería, fue completado en 8 semanas”, afirmó el arquitecto a ese rotativo. La escuela se ha unido al programa de marca Uruguay Natural, en virtud de un acuerdo firmado por el ministro de Turismo de ese país, Liliam Kechichian, y Uruguay XXI, agencia de promoción del director ejecutivo Antonio Carámbula, explica EFE.
La inauguración oficial fue en marzo de 2016, cuando La Temprana y el Consejo de Educación Primaria de Uruguay (CEIP) recibieron las llaves del edificio de los organizadores del proyecto de la Escuela Sostenible, dirigido por Martín Espósito. El diseño de Reynolds contempla un edificio de 270 metros cuadrados (m²) con paneles solares y un sistema de recolección de aguas lluvia y recicladas, que suministra agua para los baños y cocinas.
La nueva unidad educativa se levantó con la sumatoria de 2 000 neumáticos en desuso, 5 000 botellas de vidrio y PET, 2 000 m² de cartón y 8 000 latas de aluminio. La escuela recibe su electricidad a partir de paneles solares y turbinas de viento. El edificio está equipado para generar electricidad, proporcionar calefacción y agua corriente y hacer crecer los alimentos orgánicos, según EFE.
Es un edificio autosustentable que recoge y almacena agua dentro de sus paredes, reforzó Reynolds. Los espacios exteriores también se equiparon con juegos y zonas recreativas. La capacidad del instituto es de 100 alumnos. La instalación sostenible, que se encuentra a unos 80 kilómetros al este de Montevideo, funcionará como una escuela rural.
Los ‘earthships’ como esta escuela también tienen muchos detractores. Estos critican, principalmente, la fragilidad de la estructura hecha con tierra prensada y llantas que, dicen, no soportarían la acción de un sismo severo.