Apenas cruzó la puerta de su vivienda, Joaquín buscó a su ñaño mayor para contarle que un compañero de la escuela le quitó su muñeco y que, para recuperarlo, necesitaba USD 2. Añadió que otros niños perdieron su colación en manos del ‘agresor’.
Ese día -inicio de clases- reinó la indignación en casa. El hermano le recordó que estudió kung fu. Su madre, en cambio, optó por hablar sobre lo sucedido con la profesora. Joaquín se quedó en silencio.
Susana Pesántez -psicóloga de la Universidad UTE- entiende el malestar del ñaño mayor, pero aplaude el accionar de la representante del menor afectado.
Afirma que ese tipo de situaciones se solucionan cuando se las detecta a tiempo, pero, sobre todo, cuando se las discute pacíficamente entre adultos, y después se dialoga con los niños.
Pesántez dice que el accionar de ambos pequeños es el reflejo de lo que cada uno vive en casa. Los niños son expertos en imitar a los adultos. Es posible que en casa del ‘agresor’ exista violencia doméstica o que se aplaudan bromas de mal gusto. “No es una regla general, pero es frecuente”.
¿Qué hizo Joaquín? Decidió ignorar el chantaje, pero el miércoles pasado otra vez fue víctima de acoso: ese compañero le quiso quitar su pizza y más tarde le rompió el separador de libros. A su hermano le contó que luego le guardó un pedazo de pizza, pero que el compañero lo despreció.
A la madre de Joaquín se le “parte “ el corazón, pero esperará un poco para que la conversación con la maestra rinda frutos. Anhela que la tutora hable con los padres del niño para que el acoso cese.
Lo ideal -explica Karina Delgado, coordinadora de la maestría de Educación Inclusiva y Atención a la Diversidad de la UTE- es que la maestra preste atención al comportamiento de sus alumnos y se comunique con los padres del niño ‘agresor’, y juntos busquen la solución. En la mediación participarán miembros del Departamento de Consejería Estudiantil.
El acoso escolar, recuerdan las especialistas, es extremadamente dañino: merma la autoestima, las ganas de jugar, de estudiar y hasta de vivir. Para intentar ‘sobrevivir’, muchos de los niños violentados se convierten en abusadores. Por eso, menciona Delgado, es importante que los padres estén atentos a todos los detales.
La madre de Joaquín cuenta que por ahora su pequeño se mantiene sereno, con buen estado de ánimo.
En caso de que el niño se muestre triste, molesto, irritado, nervioso… será necesario buscar la ayuda de una especialista particular.
Ejemplo
Los niños adoran imitar a los padres; mamá y papá suelen ser sus héroes. Por ello es importante predicar con el buen ejemplo. Si tiene que resolver algún problema con su pareja procure hacerlo al término del día, cuando los niños descansen y con la puerta cerrada. Evite términos despectivos.
Comunicación
Los adultos deben buscar el momento adecuado para propiciar un diálogo con los pequeños, dentro o fuera de la vivienda. Ellos suelen entregar información muy valiosa durante los juegos, por ejemplo. Cuando ocurra algo fuera de lo normal evite angustiarse, gritar o amenazar.
Apoyo profesional
Los expertos brindarán una guía profunda y detallada para manejar el tema con éxito, sin violencia y con mucho amor. Eso es lo que necesitan los niños. Los especialistas recuerdan que la violencia solo genera más violencia. En los encuentros, por lo general, participan padres e hijos.
Confianza
Los niños entregan sus alegrías y tristezas a las personas que los escuchan con atención, que les dedican tiempo. Por ello, cuando su hijo inicie una conversación suspenda cualquier actividad y concéntrese. Así es como se ganará su confianza. Si lo ignora es posible que se pierda detalles vitales.
Observación
Los padres de familia o la persona que esté a cargo del menor debe prestar atención a todos los detalles. Hay niños que viven en un buen ambiente familiar, pero que pasan mucho tiempo frente al computador consumiendo programas con contenidos inapropiado para su edad o demasiados violentos.